“Es imprescindible el diálogo interdisciplinar con base humanística para la formación de gobernantes”
El filósofo y profesor de la Universidad de Navarra, Rafael Alvira, ha abierto las puertas de su casa al Instituto Razón Abierta de la UFV. A pesar de que acaba de salir de la UCI donde ha estado tres meses ingresado tras contagiarse de coronavirus, sigue expresando con fuerza algunas ideas clave en torno a temas como la política, la familia o la educación.
En los tiempos actuales de pandemia, en los que los medios de comunicación cuestionan ciertas actuaciones políticas, Rafael Alvira rescata el concepto de Rousseau sobre que el sistema político actual no es solo eso, sino un dogma religioso, la religión civil del Estado: “por tanto, la democracia, como cualquier sistema político, no es algo demostrable, sino que se cree en su bondad, como se puede creer o no en la bondad de Dios”, declara.
“Los partidos no tienen verdaderas escuelas de formación de gobernantes”
Durante su reciente conferencia vía zoom a un grupo de universitarios chilenos, Rafael Alvira expuso que entre las características esenciales del buen gobernante está la capacidad de rectificar el orden de las cosas cuando es necesario, así como la capacidad de orientar a los ciudadanos en pro del bien común. Para hacer para que estas características no se queden en el ámbito filosófico y lleguen a la vida real de los políticos y, en consecuencia, de los ciudadanos, Alvira recomienda que las Facultades de Ciencias Políticas que no sean solo teóricas y unilaterales.
“En vista de la imposibilidad de hacer una democracia asamblearia y que su organización tuvo que ser representativa, la consecuencia lógica fue el formato de los partidos en el que cada uno representa la totalidad. Por tanto, si lo característico de la democracia actual de partidos es que cada uno tiene un programa para todo, eso significa que la formación de políticos se hace en los partidos. Pero estos, salvo excepciones en el mundo, no tienen verdaderas escuelas de formación de gobernantes”.
El otro lugar de formación de gobernantes son las Escuelas de Negocios, aunque su prioridad sea el gobierno de las empresas, a lo que Rafael Alvira añade: “algunas escuelas de negocios han empezado a formar gente para la política, pero todavía hay pocas. Resulta que tenemos un sistema más politizado que nunca (todos en democracia son participantes de la política), pero, sin embargo, apenas hay lugares de formación aparte de estas escuelas. Tienen aspectos positivos y otros más discutibles, pero muy pocas forman propiamente a políticos. En conclusión, en la democracia de partidos no hay apenas lugares donde se formen gobernantes”.
“Para educar gobernantes se necesitan verdaderos maestros que den ejemplo”
Rafael Alvira distingue entre instrucción y educación a la hora de forjar un buen gobernante: “en las Facultades se instruye, se dan enseñanzas, pero educar son palabras mayores, para eso hace falta algo muy fácil y a la vez muy difícil: el ejemplo. Las cosas fáciles la gente no las piensa, pero la persona que quiere dar ejemplo tiene que intentar vivir perfectamente aquello en lo que quiere ser ejemplar. Y, por otro lado, el educador no puede ser distante, porque si no, no conecta con el otro, no transmite su saber”.
En este sentido, explica que el ejemplo debe ser, al mismo tiempo, teórico y práctico: “alguien que no entiende qué es el violín o el fútbol o la química orgánica tampoco puede vivirlo. Hay gente que sabe cosas de filosofía, etc., pero no lo vive porque no lo ha hecho propio, no lo ama, no ha juntado el conocer con el querer, no puede dar ejemplo ni ser maestro. En los tres ámbitos donde hay magisterio (familia, escuela e Iglesia) hay pocos maestros. Y si no hay un número suficiente de personas que den ejemplo no se pueden formar buenos gobernantes”.
“Yo siempre cito a mi padre a quien tengo adoración. Decía que, si una persona a los 6 años no ha sido educada en una serie de cosas básicas, a los 16 ya es imposible. Por eso, hay muchos que a los 35 no han tenido ni un solo maestro”.
“Si el Estado no protege a la familia denota inconsciencia e ignorancia”
Rafael Alvira es autor de una extensa bibliografía sobre las grandes cuestiones del hombre: “La razón de ser hombre. Ensayo acerca de la justificación del ser humano”; “Filosofía de la vida cotidiana”; “El lugar al que se vuelve. Reflexiones sobre la familia”. Sobre este último libro, considera que la estabilidad del núcleo familiar repercute en el resto de las esferas de la vida y señala que tiene dos pivotes fundamentales:
“El primero es considerar la unión como sagrada y cuando decimos que algo es sagrado significa que es intocable. Un matrimonio tiene que ser sagrado: es una tomadura de pelo infinita que, en España, sin dar argumentos, te puedas divorciar por ley. La familia es la institución más necesaria para la educación social y si el Estado contribuye a su destrucción denota una gran inconsciencia e ignorancia«.
“Ya no existe una sola verdad sobre la dignidad humana”
La neutralidad del derecho y la política no ha dejado de ser nunca un asunto polémico sobre el que se ciernen diferentes opiniones. Rafael Alvira lamenta que hoy día no exista una sola verdad sobre la dignidad humana y la idea de hombre que sustenta el Derecho esté marcada por las consecuencias de las revoluciones históricas: “la primera ley importante que dio la Revolución Francesa fue la del divorcio y la primera que en España se aprobó después de Franco también. Sin embargo, no hay nada que genere más estabilidad social que el matrimonio, y sin este no hay familia, y sin familia no hay educación posible. Hay estadísticas recientes sobre la falsedad de que a los hijos les dé igual la separación de sus padres”.
Esto también afecta a los profesores universitarios y se manifiesta cuando están cansados de investigar y la rutina de la docencia les agota: “cuando un docente ha vivido en una familia sin solidez no ha aprendido las cosas fundamentales de la vida. Los matrimonios a la ligera van en contra de los niños, se favorece el capricho de los que se unen para destruir las vidas de los más pequeños mientras a los políticos les da igual».
“Se debe perseguir un fin común que una a las personas”
Según Alvira, una cosa es el carácter sagrado del matrimonio y otra los cinco grandes elementos que unen a las personas humanas: “la comunidad de lugar, mis paisanos; la comunidad de sangre, mi familia; la comunidad de cultura; la comunidad de ley, la misma Constitución política para todos; y la comunidad de lo común, que persigue un mismo fin y es la que más une. Las tres primeras son importantes, pero relativas; la cuarta es la más fuerte ahora, pero es en sí misma la más débil al ser superficial; en cambio, cuando dos personas se unen para formar una familia y demostrar lo que significa hacer el bien y amar a los hijos eso une muchísimo”.
Esto mismo sirve para los gobernantes: “los políticos no se atreven a decir que aman España, que es su patria, porque desconocen su grandeza. España es una maravilla por la expansión mundial de su cultura y del cristianismo”.
“Los nuevos gobernantes aprenden más trucos partidistas que verdadera filosofía política”
La solución de la problemática política pasa por revisar la cuestión antropológica que subyace en las ciencias, al ponerlas en contacto con la filosofía y la teología: “el diálogo interdisciplinar con base humanística es imprescindible para la formación de gobernantes. En la UNAV, su fundador insistió en que la universidad debía perseguir los avances de la ciencia, pero con base interdisciplinar y humanista, sin la cual no se puede formar a las personas”.
Esa doble formación es especialmente válida para gobernantes: “se presume de que todos los ciudadanos participan en política con un voto, pero está previamente manipulado, ya que la mayoría de los ganadores políticos, a los 6 meses de las elecciones, ven cómo cae su prestigio porque muchas de las cosas que habían dicho eran falsas”.
Y pone un ejemplo: “me contaba un amigo chileno que había entrevistado hace unos años al jefe de una campaña electoral preguntando por qué nunca habló del aborto si a los 15 días de gobierno lo quiso legislar. El político le contestó que no podía haberlo dicho en campaña. Como vemos, es un sistema en el que se aprenden más trucos partidistas que verdadera filosofía política, muchos políticos no tienen los rudimentos de la filosofía política, teórica y práctica, necesarios para ejercer”, concluye.
Redacción de razonabierta.org