El capitán del Inter de Milán y su familia fueron recibidos por el Pontífice en una audiencia privada
El encuentro duró una hora, en la que hablaron de las experiencias vividas en Italia y Argentina, pero sobre todo del proyecto Inter Campus y de la Fundación PUPI (Por un Piberío Integrado).
«Entonces, ¿el Papa Francisco es hincha del Inter?». El capitán negriazul, Javier Zanetti, duda un instante. Después logra con elegancia salir de la situación: «Claro que no, el Papa solo es hincha de un mundo mejor. Y cree que cada uno de nosotros puede dar una mano para construirlo». Zanetti contó a L’Osservatore Romano su encuentro de ayer por la tarde con el Pontífice.
Lo que es cierto, comenta el periódico del Vaticano, es que el aficionado Bergoglio sí tiene una pasión por el futbol. Su equipo es el San Lorenzo de Almagro, del barrio Boedo de Buenos Aires, desde que el pequeño Jorge Mario iba al estadio con su papá. En sus recuerdos hay una historia gloriosa de 1946, cuando “los cuervos” ganaron el campeonato, cancelando el dominio del River Plate y del Boca Juniors (que habían conquistado 10 títulos en doce años), gracias a los goles de René Pontoni.
«No es casual −reveló Zanetti− que le llevé los saludos de mi amigo y compañero de equipo Iván Córdoba, que antes de llevar la camiseta negriazul jugó, entre 1998 y 2000, justo entre las filas del ‘San Lorenzo’».
Pero el Papa Francisco y el capitán del Inter no hablaron solo de futbol. «Le conté −indicó al periódico del Vaticano− sobre algunos proyectos que estamos realizando para los niños argentinos a través de la Fundación Pupi y de las iniciativas que ‘Inter Campus’ desarrolla en el mundo para que el futbol se convierta en un instrumento educativo y de promoción social».
La iniciativa, que nació en 2001 gracias al mismo Zanetti y su esposa Paula, se llama “Pupi” (“Por un piberío integrado”) también hace referencia al sobrenombre del capitán negriazul. Esta fundación ayuda a niños, chicos y familias en condiciones difíciles. Opera en Lanús, al sur de Buenos Aires, promoviendo diferentes actividades en los campos de la salud, de la educación, de la alimentación y de la justicia social. Un compromiso muy importante para el papa Francisco, quien, admirado por el testimonio cristiano del futbolista, mostró particular interés por su iniciativa y le aseguró su apoyo.
«Nos dijo −indicó Zanetti− que mejorar el mundo es posible, sobre todo cuando se unen las fuerzas. No es fácil, pero se puede lograr. Y nosotros, con nuestro pequeño aporte, tratamos de hacerlo».
En un clima de gran cordialidad y familiaridad, el Pontífice estuvo platicando casi durante una hora en su residencia en Santa Marta con el jugador del Inter, que iba acompañado por su esposa y sus tres hijos: Sol, de 7 años, Ignacio, de 4, y Tomás, que tiene solo 11 meses. «Acaba de aprender a caminar hace poco −dijo Zanetti con una gran sonrisa– y durante el encuentro no paraba de caminar por la habitación. Tanto que al final, el Papa le puso la mano sobre su cabecita, como si quisiera detenerlo».
«Estoy muy feliz de haber tenido la posibilidad de coronar un sueño. Y me siento honrado de tener un Papa “compatriota”. Tuve la posibilidad de experimentar directamente que es una persona muy abierta, humilde y sencilla». ¿Qué es lo que más le impresionó de Francisco? «Su confianza −responde Zanetti− en la posibilidad de trabajar por un mundo mejor. Y esto también representa una inyección de confianza para mí, para mi familia y para nuestra fundación».