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CHRISTE REDEMPTOR ÓMNIUM

Oh Cristo, Redentor del mundo, aplácate por los ruegos de la bienaventurada siempre virgen María, y guarda del mal a tus siervos.

Y vosotros, el ejército sacratísimo de los Ángeles, ahuyentad todos los males pasados, presentes y venideros.

Oh Apóstoles del Señor y Profetas del Juez, eterno, imploramos humildemente vuestra plegaria, para alcanzar nuestra salvación.

Oh insignes Mártires de Dios y Confesores clarísimos, trasplantadnos al Cielo, por medio de vuestras preces.

Y el coro de las Vírgenes santas, junto con todos los Monjes, nos consigan participar de la herencia de Cristo, en comunión con todos los Santos.

Unidos, pues, a vuestras voces, glorifiquemos, jubilosos, a la Trinidad beatísima, con la alabanza que merece. Amén.

 


 

CHRISTE CÆLÓRUM HABITATOR

Oh Cristo, Morador glorioso del Cielo, Vida de los Santos, Camino, Aliento y Salvación, acoge propicio el sacrificio de alabanza que Te ofrecemos.

Todos los coros angélicos Te bendicen desde la cumbre del Cielo, mientras la multitud de los Bienaventurados, no cesa de proclamar tu gloria.

Oh Dios clementísimo, por los méritos de Santa María Virgen, y los de todos los Santos, detén el castigo que merecemos y danos el remedio de tu gracia.

Haz que celebremos aquí tu alabanza, los que confiamos poderla proseguir en los cielos, entonando un himno sempiterno a la Trinidad Beatísima. Amén.

 


 

IESU SALVATOR SÆCULI

Socorre, oh Jesús, Salvador del mundo, a los que has redimido, y tu Madre piadosa implore para sus hijos indigentes la salvación.

Que el coro de todos los Ángeles, la asamblea de los Patriarcas y los méritos de los Profetas, nos alcancen tu perdón.

Juan el Bautista, tu precursor, Pedro, que custodia las Llaves, y los demás Apóstoles, desbaraten la cadena de nuestras culpas.

El coro venerable de los Mártires, la confesión de los Sacerdotes, y la castidad de las Vírgenes, limpien nuestros pecados.

Y los sufragios de los Monjes, junto con los de todos sus Conciudadanos del Cielo, consigan que sean acogidos nuestros deseos y nos obtengan el Premio de la Vida.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, de cuya luz beatífica los Santos gozan por toda la eternidad. Amén.

 


 

MARTÍNE PAR APOSTOLIS

Oh Martín, imitador de los Apóstoles, que, por tus discípulos ni temiste morir, ni rehusaste la vida: dirige sobre nosotros tu mirada y no desampares a los que hoy celebramos tu fiesta.

Renovando tus gestas de otro tiempo, ilumina a los Prelados, acrece el esplendor de la Iglesia y aplasta los fraudes y engaños de Satanás.

Como antes dividiste tu capa, revístenos ahora con el manto de la gracia y ya que, por tres veces, devolviste la vida a los que habían muerto, rescata a quienes permanecen sumidos en el pecado.

Recuerda tu carisma de antaño y acude en favor de quienes participan del Sacerdocio de Cristo, sumo Pontífice.

Confesemos como San Martín, la gloria de la santísima Trinidad y sepamos reproducir siempre, con las obras, nuestra fe en Ella. Amén.

 


 

ISTE CONFESSOR DÓMINI SACRATUS

Este glorioso confesor de Cristo, cuya fiesta celebran hoy los fieles en el mundo entero, mereció ser elevado, gozoso, hasta las alturas inefables del Cielo.

Piadoso, prudente, humilde y casto, tuvo una existencia austera y limpia, mientras el discurrir de los días daba vigor a su carne mortal.

Ante su tumba, los miembros de los aquejados por las enfermedades más diversas recobran con frecuencia su salud.

Por eso nosotros nos sentimos dichosos de cantar un himno en su honor, a fin experimentar continuamente la ayuda de su piadosa intercesión.

El honor, la gloria y el poder a aquel, que, asentado sobre la cumbre del Cielo, Dios Uno y Trino, gobierna toda la máquina del Universo. Amén.

 


 

IAM BONE PASTOR

Acoge benignamente, oh Pedro, buen pastor, los deseos de los que te suplican y desata los lazos del pecado, con esa potestad que recibiste, mediante la cual, en virtud de la palabra, abres o cierras a los fieles las puertas del Cielo.

Oh Pablo, informa tú nuestras costumbres, como insigne maestro, y haz que nuestros corazones se alcen contigo hasta el Cielo, donde, una vez desaparecido nuestro conocimiento oscuro sólo y parcial, se nos conceda aquel otro que es pleno y perfecto.

Y para Ti, oh Dios Uno y Trino, que tu dominio permanece desde siempre y para siempre la gloria eterna, el honor, el poder y los cantos de júbilo y alabanza. Amén.

 


 

SALVE MATER

Salve, Madre de misericordia, Madre de esperanza y de perdón, Madre de Dios y de la gracia, Madre llena de gracia, Madre llena de alegría santa. (¡Oh María!).

Valle donde florecen los lirios de las virtudes y todo él destila la plenitud de las dichas más puras: alivia nuestras miserias, oh Madre santa, con el bálsamo de tus plegarias. (¡Oh María!).

Te creó el Padre ingénito, en Ti se ocultó el Unigénito, eres Esposa fecunda del Paráclito: ensalcemos, pues, a la Trinidad desde lo más íntimo de nuestros corazones. (¡Oh María!) Amén.

 


 

MARIA VIRGO REGIA

Oh María, Virgen regia, Hija y Esposa del Rey, a Quien la Sabiduría de Dios eligió desde toda la eternidad.

Y envió al Espíritu Santo para que, consagrada desde el Cielo, fueses Doncella sin mancha y purísima Casa de Dios.

Modelo de caridad y Espejo de todo bien, Aurora de la Luz verdadera, Surco del Sembrador.

Oh Vara florecida de Jesé, rebosante de gracia, que desbordaste de gozo en el templo de Dios Altísimo.

Oh Perla blanquísima, Estrella espléndida del mundo haznos ser, por la pureza, templos idóneos del Espíritu Santo.

Gloria a Dios Uno y Trino, que quiso enaltecerte, oh Virgen nobilísima, con el tesoro magnífico de sus dones. Amén.

 


 

CAPTATOR OLIM

Pescador, antaño de peces, ahora de hombres, rescátanos, con tus redes, oh Andrés, de las galernas del mundo.

Tú, hermano de Pedro, obtuviste su misma muerte, pues la cruz, engendró para el cielo, a los que habíais nacido de una misma carne.

Oh venerable prole, que compartís la misma corona de gloria: ambos Padres de la Iglesia, ambos hijos de la cruz.

Dirige nuestro caminar vacilante por el sendero de la santidad como guiaste enseguida a tu hermano encauzando su vida hacia Jesús.

Te pedimos, Andrés, compañero egregio de tu hermano, que suscites en las iglesias un empeño ingente de caridad, para que acojan con sumisión el pastoreo de Pedro.

Oh varón, tan querido de Cristo, haz que no consintamos demoras en la carrera por el Amor, hasta que, habiendo llegado, gozosos, a la Patria, podamos proclamar la gloria de Dios. Amén.