IAM SURGIT
Al llegar la hora de Tercia, en la que Cristo fue alzado en la Cruz, que el alma deseche los pensamientos vanos y se avive el afecto en la oración.
Pues quien lleva a Cristo en su corazón, guarda limpios sus sentidos y, con sus deseos, se esmera en hacerse merecedor del Espíritu Santo.
Ésta es la Hora que, habiendo puesto fin a la escoria de aquel funesto pecado, inaugura ya el tiempo feliz de la gracia de Cristo.
Para Ti, Señor, toda la gloria, que vencida la muerte, reluces deslumbrante, con el Padle y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos, Amén.
VENITE SERVI
Venid, siervos y aclamad al Nombre santo de Dios con un canto de súplica y alabanza, que salga de los labios y el corazón.
Porque ésta es la Hora en la que, por medio de una sentencia humana, el que es Juez de los siglos, se entregó a una injusta condena.
Así, ahora, nosotros, sintiendo el debido temor, pero movidos también por el amor, que Él se merece, y, a fin de conseguir que nos defienda contra los ataques de nuestro cruel Enemigo.
Imploremos el auxilio del Señor, Dios Uno y Trino, del Padre, del Hijo, que es nuestro Rey, y del Espíritu Santo, Amén.
HÆC HORA
Ésta es la Hora resplandeciente que disipa las sombras en torno a la Cruz y, despejando al mundo de tinieblas, nos devuelve la luz apacible y serena.
Ésta es la Hora en la que Jesús resucita a los cuerpos y, tras haberles reinfundido el alma, les ordena salir del sepulcro, libres ya de la muerte.
También nosotros creemos que, rotas las leyes de la muerte, el tiempo nuevo ya ha llegado y el regalo de la vida bienaventurada goza de un discurrir perenne.
Para Ti, Señor, toda la gloria, que, vencida la muerte, reluces deslumbrante, con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos, Amén.