Las Provincias, Domingo 23 de febrero de 2003
17 jóvenes seminaristas celebraron "el rito de admisión'' ayer en Moncada, cerrando así un ciclo en su camino hacia el sacerdocio, un oficio cada vez más raro en nuestra sociedad.
Caras de felicidad y de satisfacción por haber cumplido un ciclo llenaban ayer el Seminario Metropolitano de Moncada, que fue testigo de cómo 17 jóvenes celebraban el "rito de admisión'' y recitaban al unísono su particular "sí, quiero'', comprometiéndose así a continuar su formación como seminaristas para llegar a ordenarse en su día diáconos y, posteriormente, sacerdotes.
El obispo auxiliar monseñor Jesús Murgui durante las casi dos horas que duró la misa, les recordó a los jóvenes las dificultades que conllevan "el camino del Señor'' en la sociedad de hoy día, que cada vez más se aleja de Dios.
Unos obstáculos que deben superar y de los que ellos mismos son conscientes. "Ahora es difícil para la gente más joven ser sacerdote. Parece que sea pecado el ser creyente y ser joven'', comentaba entre saludos a amigos y familiares tras el rito Antonio Albiñana, quien añadía que él se decidió a ser sacerdote "al sentir la llamada, y la necesidad de compartirla con los demás''.
En la misma línea, Óscar de Ascoz, interrumpido varias veces en sus respuestas por personas que querían compartir con él la confirmación de completar su ciclo formativo, explicaba que su decisión de ser sacerdote "es una llamada que la gente no entiende''. Óscar argumentaba que "no lo eliges tú, sino que eres elegido'', y que ellos siguen el camino del Señor "como cualquier persona que tiene una vocación y sabe que siguiéndola será feliz''. "Si no hiciera esto no sería feliz'', se mostraba contundente el joven.
Para su compañero Juan Pons "el dar tu vida al servicio de los demás y conocer a Jesucristo'' fueron los motivos de su ingreso en el Seminario. Ahora Juan se siente más cerca de su objetivo y comenta con gran alegría que con actos como el de ayer "nos estamos enamorando del Señor''.
Un paso muy duro
Sobre todo son complicados los inicios de la "carrera'' que han decidido estudiar los 17 candidatos ahora a las sagradas órdenes de diaconado y presbiterado. Un paso difícil de dar según Luis Torró: "Tienes muchas dudas al principio, antes de entrar, por cómo reaccionarán tus compañeros y amigos. Una vez das el primer paso y ves la vida del seminario te vas encontrando''.
Los jóvenes son conscientes de que tienen que renunciar a todo y entregarse al cien por cien. "Dejas muchas cosas atrás. Yo no tengo padre, y me daba pena dejar a mi madre sola'', son las palabras de un ilusionado Francisco José Torres, quien pese a este esfuerzo inicial que tuvo que hacer "con mucha confianza'', ahora siente que "es mayor la recompensa que recibes que lo que das''.
Así los familiares también son coparticipes del sacrificio, por lo que ayer también se podía ver reflejado en sus rostros la felicidad compartida de un día tan especial.
El rito de admisión simboliza el acogimiento de la Iglesia a su decisión personal de ser sacerdotes y completar su ciclo formativo. Los 17 jóvenes llevan al menos dos años como seminaristas y proceden de Valencia, Carcaixent, la Pobla Llarga, Ontinyent, Cheste, Alboraya, Gandía, Tous, Alcoi, Torrent, Villena, Gata de Gorgos y Menorca.
Los nombres de los futuros sacerdotes son: Javier Abad Chismol, Antonio Albiñana Medina, Oscar de Ascoz Planes, Oscar Benavent Calatayud, José Carlos Eulalia Cerdá, Francisco de Paula Ferrer tapia, Jesús García Pertusa, Ramón Hurtado Bellver, Juan Antonio Lloret Bañuls, Miguel Mateu Martorell, Arturo Antonio Monllor Colomina, David Mora Forment, Raúl Navarro Barceló, Juan Bautista Pons Salvador, Francisco José Torres Gimeno, Luis Miguel Torró Ferrero y Juan Miguel Tutzó Sans. Ahora el siguiente paso que les toca dar será cumplimentar el nuevo ciclo de tres años y convertirse en sacerdote. Id con Dios.