"La Sagrada Familia no puede entenderse si no se entrevé la dirección que ha querido darle su creador. Ahora he entendido que no debo mirar a Gaudí, sino mirar hacia donde él miraba" (Etsuro Sotoo)
Con su firma, el Papa Francisco ha ratificado el decreto que reconoce que Antonio Gaudí (Reus, 1852 - Barcelona, 1926) vivió las virtudes cristianas en grado heroico.
Enrique Solana, arquitecto y presidente del Centro Gaudí Madrid, explicaba en un artículo que la iniciativa de intentar la beatificación de Gaudí surgió en la Semana Santa de 1992, el año de los Juegos Olímpicos de Barcelona, cuando el sacerdote Ignasi Segarra predicaba en la localidad de Riudoms (donde Gaudí pasó su infancia y cuya naturaleza le inspiró siempre). El arquitecto José Manuel Almuzara aceptó entonces presidir la asociación para impulsar esta beatificación.
Parece sintomático que se anuncie este decreto al día siguiente de que la liturgia recuerde las palabras de Jesús a sus enemigos mientras los niños cantaban hosanna: "Os digo que si estos callaran, gritarían las piedras". También vale la pena recordar que el centenario de su muerte se celebrará en junio del año que viene.
Solana recuerda una frase de Gaudí: "La auténtica construcción del templo no se ve, sino que está dentro de cada uno de los que lo observa, el único camino para construir el futuro es dejarnos construir a nosotros mismos".
Solana detalla que "en el fondo Gaudí fue siempre un místico, incluso antes de abrazar la fe de una forma definitiva, como cuando de niño deambulaba solo, por los alrededores de Riudoms en busca de fósiles, contemplando plantas y animales".
Pero en sus años de madurez fue creciendo en humildad y austeridad, y también en fe. Comenzaba la jornada participando en la Eucaristía, ocupando el primer banco del lado de la epístola, y tras un frugal alimento iba caminando hacia el templo a iniciar su trabajo. Renunció a ganar dinero, vivía como un pobre y se dedicaba a la construcción y a la oración.
Había pedido a Dios morir como un pobre, y murió con 73 años, atropellado por un tranvía: uno le golpeó cuando intentaba esquivar otro. Nadie le asistió, ni los transeúntes ni el conductor del tranvía, y tres taxis solicitados por un testigo eludieron el compromiso de llevarle, detalla Solana. Por toda documentación, llevaba encima solamente un rosario y un libro con la interpretación de los evangelios en sus bolsillos. Lo llevaron a un hospital de pobres, confundiéndolo con un vagabundo y tardaron 3 días en reconocerlo.
El biblista y sacerdote Armand Puig, en una entrevista con motivo de su biografía sobre Gaudí, explicaba que "la fe cristiana es el eje de su vida, que se irá clarificando y haciéndose más firme con el paso del tiempo".
Así, a los 31 años pensaba que podría hacer la Sagrada Familia en diez años, estaba muy centrado en su ego y capacidades. Pero sus 30 años de trabajo en el templo le fueron modelando y haciendo sabio y humilde.
"Creo que, especialmente en los últimos 12 años de su vida, hay elementos suficientes, de vivencia heroica de las virtudes cardinales y teologales, como para afirmar que Gaudí es santo. «Santidad» es una palabra gruesa, pero un santo no surge como una seta, sino que se va construyendo intentando entender qué quiere Dios de él. Hablar de la santidad de Gaudí no es exagerar, sino simplemente decir que, en su inocencia, este hombre afirmó su fe de una manera muy sólida y la vivió de manera heroica", explicaba Armand Puig en esa entrevista.
Otro libro para entender al Gaudí artista y cristiano es De la piedra al Maestro (Palabra), escrito conjuntamente por el arquitecto José Manuel Almuzara y el premiado escultor japonés de la Sagrada Familia Etsuro Sotoo, converso al catolicismo en gran parte por su admiración a la mirada mística de Gaudí hacia la belleza en la naturaleza.
"La Sagrada Familia no puede entenderse si no se entrevé la dirección que ha querido darle su creador. Ahora he entendido que no debo mirar a Gaudí, sino mirar hacia donde él miraba", explicaba Etsuro Sotoo.
Benedicto XVI consagró el templo en 2010. El papa alemán había escrito y reflexionado mucho sobre la ligazón entre verdad y belleza, entre tradición y novedad, su crecimiento orgánico. Y la obra de Gaudí le dio pie a hablar de ello. Dijo: “Gaudí hizo algo que es una de las tareas más importantes hoy: superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre la belleza de las cosas y Dios como Belleza. Esto lo realizó Antoni Gaudí no con palabras sino con piedras, trazos, planos y cumbres. Él mismo, abriendo su espíritu a Dios ha sido capaz de crear en Barcelona un espacio de belleza, de fe y de esperanza, que lleva al hombre al encuentro con quien es la Verdad y la Belleza misma”.
Pablo J. Ginés en religionenlibertad.com