Tres frases clave de san Agustín para leer el pontificado de León XIV

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Escrito por María Rabell Gracía
Publicado: 09 Septiembre 2025

Cada 28 de agosto, la Iglesia celebra a san Agustín, cuya herencia vive en los 2.800 miembros de su orden repartidos en 50 países… y hoy también en el Papa

¿Quién habría dicho al joven Agustín de Hipona (354-430) que, siglos después, un Papa se presentaría ante el mundo como «hijo suyo»? La paradoja de aquel hombre inquieto, que pasó de buscar placeres y honores a convertirse en doctor de la Iglesia, sigue siendo actual: su vida fue testimonio de que la gracia de Dios puede transformar cualquier existencia.

Agustín conoció la sed del corazón humano y la dificultad de hallar respuestas en lo pasajero. «La medida del amor es amar sin medida», escribió, condensando en una frase lo que él mismo aprendió al dejarse alcanzar por Cristo: que solo un amor absoluto puede dar sentido a la vida.

Hoy, esas palabras resuenan en el pontificado de León XIV, que bebe de la espiritualidad agustiniana para orientar sus gestos y decisiones. Más que citas del pasado, son claves que ayudan a comprender la misión de un Papa que, desde el inicio, no ha ocultado sus raíces.

«Nos has Señor hecho para ti, y nuestro corazón

está inquieto hasta que descanse en ti»

Nada más comenzar la homilía de la misa de inicio de su ministerio petrino, León XIV evocó las palabras de san Agustín: «Nos has Señor hecho para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti».

Con esta frase, probablemente una de las más célebres del santo de Hipona, el Pontífice pareció querer subrayar que, pese a la magnitud del momento que la Iglesia atravesaba con el inicio de un nuevo pontificado, y que él mismo vivía de manera intensa en lo personal, es la búsqueda de una vida en Dios la que debe ser la referencia constante para toda la vida de la Iglesia.

Mirar a Cristo, acercarse a Él y acoger su Palabra «que ilumina y consuela» fueron las exhortaciones del Pontífice al mundo: «¡Escuchen su propuesta de amor para convertirse en su única familia! En el único Cristo, somos uno». Una unidad de vida de la que León XIV ha hecho hincapié en numerosos momentos desde que fue elegido el 8 de mayo.

Por ejemplo, en una audiencia privada con monaguillos franceses, el Pontífice destacó un aspecto central donde se concretiza esa comunión con Cristo: la Eucaristía, a la que definió como «el Tesoro de la Iglesia» y «el Tesoro de los Tesoros»: «¡La celebración de la Misa nos salva hoy! ¡Salva al mundo hoy! Es el encuentro donde Dios se nos entrega por amor, una y otra vez. El cristiano no va a Misa por deber, sino porque lo necesita, ¡absolutamente!», exclamó.

«Nada manifiesta mejor al amigo como

llevar la carga del amigo»

Nada manifiesta mejor la esencia de la amistad que «llevar la carga del amigo», escribió Agustín, y esta idea parece iluminar varios gestos del Pontífice desde el inicio de su ministerio. El agustino León XIV mantiene un vínculo constante con la Orden que lo formó, visitando su casa general en el Vaticano y reforzando la importancia de la vida comunitaria.

Los hermanos agustinos dan testimonio de «su libre entrega al servicio de Dios» y actúan «no como siervos bajo la ley, sino como personas libres bajo la gracia». Vivir en comunidad es un don, «no por sus fuerzas, ni por sus méritos, sino por don suyo», explica la web de la Orden.

La oración compartida, la lectura orante de la Escritura y la comunión de bienes, prácticas centrales en la vida agustiniana, son también expresión de una espiritualidad que sostiene, une y acompaña. Es así como «llevar la carga del amigo» no se limita a una metáfora, sino que se convierte en un principio operativo que orienta la manera en que León XIV se relaciona con los fieles y ejerce su liderazgo pastoral dentro de la Iglesia.

«Estás más dentro de mí que yo mismo»

«Estás más dentro de mí que yo mismo», en otra de las frases más imperecederas que escribió el doctor de la Iglesia. Esta convicción sobre la presencia de Dios en lo profundo del corazón humano parece encontrar eco en la personalidad de León XIV, marcada por la discreción, la sobriedad y el silencio. Son muchas las voces que destacan cómo el Papa no improvisa: mide sus gestos y sus palabras, actuando con la conciencia de que la verdadera fuerza no proviene de la exterioridad, sino de esa vida interior que da consistencia a todo lo demás.

En esa misma línea, durante la misa celebrada en Castelgandolfo el pasado 20 de julio, León XIV subrayó la necesidad de una fe que no se limite a las obras visibles, sino que brote de la escucha profunda de Dios, «de la meditación de la Palabra de Dios y de la atención a lo que el Espíritu sugiere a nuestro corazón», dijo.

El Papa insistió en la urgencia de recuperar espacios de silencio en la vida cristiana «como signo profético para nuestros tiempos». «Reservemos momentos de oración en los que, acallando ruidos y distracciones, nos pongamos ante Él y logremos unidad en nuestro interior», exhortó. En un tiempo marcado por la dispersión y el ruido, parece que seguirá presente la invitación del Santo Padre a redescubrir al Dios que habita en lo íntimo, a escuchar al Padre que habla y ve en lo secreto.

María Rabell Gracía en eldebate.com