‘Tal vez los cristianos hemos perdido el sentido de la adoración’

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Escrito por Rome Reports
Publicado: 22 Noviembre 2013
En su homilía en Casa Santa Marta el Papa explicó que lo más importante de las ceremonias religiosas es adorar a Dios, y no los cantos o ritos

 

En su homilía en Casa Santa Marta el Papa Francisco explicó que lo más importante de las ceremonias religiosas es adorar a Dios, y no los cantos o ritos            

 

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Extracto de la homilía del Papa


«El Templo es el lugar a donde la comunidad va a rezar, a alabar al Señor, a dar gracias, pero sobre todo a adorar: en el Templo se adora al Señor. Y este es el punto más importante. También, esto es válido para las ceremonias litúrgicas: en esta ceremonia litúrgica, ¿qué es más importante? ¿Los cantos, los ritos –bellos, todo…−? La adoración es más importante: toda la comunidad reunida mira el altar donde se celebra el sacrificio y se adora. Pero, yo creo −lo digo humildemente− que quizás nosotros cristianos hemos perdido un poco el sentido de la adoración, y pensamos: vamos al Templo, nos reunimos como hermanos −¡eso es bueno, es bello!− pero el centro está allí donde está Dios. Y nosotros adoramos a Dios».

«San Pablo nos dice que somos templos del Espíritu Santo. Yo soy un templo. El Espíritu de Dios está conmigo. Y también nos dice: “¡No entristezcan el Espíritu del Señor que está dentro de ustedes!”. Y también aquí, tal vez no podemos hablar como antes de la adoración, sino de una suerte de adoración que es el corazón que busca el Espíritu del Señor dentro de sí y sabe que Dios está dentro de sí, que el Espíritu Santo está dentro de sí. Lo escucha y lo sigue»

«Y cuando se habla de la alegría del Templo, se habla de esto: toda la comunidad en adoración, en oración, en acción de gracias, en alabanza. Yo en oración con el Señor, que está dentro de mí porque yo soy “templo”. Yo en escucha, yo en disponibilidad. Que el Señor nos conceda este verdadero sentido del Templo, para poder ir adelante en nuestra vida de adoración y de escucha de la Palabra de Dios».