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Fue nombrado a finales de agosto pero tuvo que postergar durante un mes su entrada efectiva a la cúpula de la Secretaría de Estado debido a una operación; a pocas semanas del inicio de su servicio como principal colaborador de Papa Francisco y a pocos días del anuncio de su inclusión en la lista de los nuevos cardenales que serán creados en el Consistorio del 22 de febrero, el arzobispo Pietro Parolin ofreció una entrevista sobre el papel de la diplomacia pontificia al Centro Televisivo Vaticano
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En la entrevista, a cargo de Barbara Castelli, Pietro Parolin reflexionó sobre su nueva misión y sobre el papel que juega la diplomacia vaticana en el contexto internacional. «Me doy cuenta −afirmó− de que se trata de un servicio de mucho compromiso, de un servicio muy exigente y lleno de responsabilidades. Pero me gustaría subrayar que se trata, sobre todo, de un servicio muy apasionante en esta nueva estación de la Iglesia inaugurada por el Pontificado de Papa Francisco. La prioridad es la transformación misionera de la Iglesia, una Iglesia que sale, como dice el Pontífice, una Iglesia en estado permanente de misión».
Hablando sobre la “ética de la solidaridad y sobre la utopía del bien”, citadas por Bergoglio, el Secretario de Estado observó: «El Papa se constituye, en este caso, como la consciencia moral, un poco, de la humanidad. A nivel diplomático (me gustaría subrayar) a veces puede parecer que los llamados del Papa no encuentran una respuesta inmediata. En realidad hay un gran deseo de bien, hay un gran esfuerzo para construir verdaderamente la paz en el mundo».
Al describir los “principios fundamentales” que son la base de una “diplomacia humana”, el Secretario de Estado explicó: «La diplomacia debe ser humana. Por ende, debe tener en su centro a la persona humana: este es un primer principio fundamental. Y me gustaría decir que Papa Francisco nos impulsa a considerar esta centralidad de la persona humana de una manera que no es abstracta, al hombre como tal, pero cada hombre, cada persona debe estar en el centro de nuestra acción, sobre todo los pobres, los marginados, los débiles, todos los que son más vulnerables, las personas que no tienen voz».
Otro aspecto que cabe subrayar, según Parolin, es el del diálogo: «La diplomacia debe orientarse hacia el encuentro: muchas veces el Papa ha subrayado la importancia de la cultura del encuentro, es decir salir del aislamiento y encontrarse, porque solamente encontrándonos nos podemos entender, nos podemos aceptar y podemos colaborar. Además del encuentro, otro aspecto importante es la solidaridad y preocuparse por las situaciones de los demás, en contra de esta cultura de la indiferencia que el Papa no deja de denunciar. Preocuparse, pues, por cada una de las personas y sus situaciones de sufrimiento. A final de cuentas, podríamos decir que el principio de una diplomacia humana es el amor, es la atención hacia la persona, el amor hacia cada ser humano».
En cuanto al aporte específico de la diplomacia pontificia, el Secretario de Estado explicó durante la entrevista con el CTV: «Yo creo que esta es nuestra tarea, siempre ha sido la tarea de la diplomacia vaticana. En este momento, en el que hay tantos conflictos, en el que el mundo vive tantas laceraciones y tantas contraposiciones, creo que hemos sido llamados (ahora más que nunca) a promover y consolidar este encuentro, este diálogo y este respeto recíproco. Creo que uno de los desafíos principales en el mundo de hoy, que las diversidades se han acercado y pueden dar origen a enfrentamientos, o incluso a conflictos, el gran desafío es hacer que estas diferencias y estas diversidades (que pueden ser políticas, culturales, religiosas) no se conviertan en un motivo de contraposición y de lucha, sino de enriquecimiento recíproco. Es importante encontrar la vía para enriquecerse a partir de las diferentes diversidades. Y esta es la tarea de la diplomacia en general y de la diplomacia vaticana en particular».
Con su entrada al Colegio cardenalicio, el papel de Parolin aumentará. Aunque en la reforma que se está estudiando es probable que haya un replanteamiento general de la influencia de la Secretaría de Estado con respecto a la Curia romana, el nuevo purpurado italiano representa una de las figuras más cercanas a Francisco.