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Remake

Remake

  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2006
  • Dirección: Roger Gual
CONTENIDOS: XD Dirección: Roger Gual Guión: Roger Gual y Javier Calvo Fotografía: Cobi Migliora Montaje: Alberto de Toro Música: Scott Herren Intérpretes: Gustavo Salmerón, Marta Etura, Alex Brendemühl, Juan Navarro, Juan Diego, Mercedes Morán, Mario Paolucci, Silvia Munt, Eusebio Poncela Distribuidora: Warner El joven director Roger Gual (Barcelona, 1973) se dio a conocer, y con éxito y un Goya, en el 2003 con Smoking Room. Una película coral, como es ésta. De nuevo un título en inglés; es una palabra muy conocida y de moda, pero además queda como una sugerencia, es uno de los muchos aspectos de la... tesis (palabra demasiado fuerte) de la película: el hombre siempre tropieza en la misma piedra: siempre repite los mismos errores... Se nos hace saber en los diálogos que en los años setenta, unas jóvenes parejas se ¿refugiaron? en una aislada masía de montaña para vivir de una manera más libre -se dijeron- que en el sistema de la sociedad. Una imitación de los hippies de los 60. La convivencia fracasó. Sólo uno permaneció en la masía, solo. Y éste, treinta y tantos años después, invita un fin de semana a los que se fueron, con sus treintañeros hijos, porque va a vender la masía (eso asegura). Y con el comienzo del fin de semana comienza la película. Llegan de la ciudad los invitados. Y en esta breve convivencia de hoy, en este encuentro de los que fueron jóvenes en los setenta, con sus recuerdos, sus dolorosas y presentes constataciones -sus años, las separaciones matrimoniales, los fracasos en tantos sentidos- se tambalea su mundo. Más, se ha venido abajo, se muestra derrumbado, hoy. Otro tanto cabe decir de los hijos de treinta años, allí presentes. Es otra generación. Son otros modos. El vacío interior y la desorientación moral son muy parecidos, si no iguales en el fondo. Y aun se apunta una tercera generación: la de unos niños de la ciudad, que en una vecina masía pasan el fin de semana -todos los fines de semana- con sus padres. “Son un peligro social”: afirma uno de los treintañeros con toda seriedad, y con horror. Es un diagnóstico. No se dan soluciones. Quizá se da una: volver a empezar. Pero, nada más proponerse, se ve como una ilusión utópica: no se sabe cómo empezar y qué, y hacia dónde ir, qué metas, qué... En el cine español no se suelen hacer películas valientes. No se suelen escribir tampoco novelas valientes. Se suele jugar a la gallina, ciega, como si toda la felicidad del hombre se hallara al otro lado de la cama, o algo así. Cabe que el comienzo de la película desagrade: una luz ácida, excesiva luminosidad, unos encuentros áridos, airados, destemplados; unos rostros también sin maquillar, mal afeitados, bocas que comen con ruido, que se abren y muestran lo que mastican, suciedad desagradable, un realismo hiriente... A medida que las ideas cobran cuerpo (recuerdos, experiencias, juicios, acusaciones, examen de conciencia...) se sobrepone su valor al de la material suciedad. Son valores humanos, anímicos: se trata de la felicidad del hombre, de su búsqueda, aquí errada, y su fracaso. Su vacío interior. Secuencias no demasiado breves, o no demasiado largas, van acumulando la verdad. Las interpretaciones son sobrecogedoras, magníficas, no actúan, viven: eso parece. Gustavo Salmerón, Marta Etura, Juan Navarro, Alex Brendemühl: extraordinarios; y los actores mayores, también. Y estupenda la dirección de Roger Gual en esa acumulación de imágenes, de enfoques, con un ritmo que fatiga el espíritu, que angustia, porque es una comedia que se va agriando hasta ser tragedia. Y el guión, suyo y de Javier Calvo, marca muy bien esa evolución lenta o casi atemporal, variada y multiforme. Los diálogos son muy acertados. No falta en ningún momento el humor -es una constante-, y hasta la risa. Buena película. Para cinéfilos. (Filasiete PAU / Almudí) pend prev