Aquel matrimonio anciano tenía problemas de memoria, así que fueron al médico los dos. Éste comprobó que su salud era óptima, pero les aconsejó que anotaran las cosas que no querían olvidar
Aquella noche cuando estaban viendo televisión el marido se levantó y su mujer le preguntó:
― Querido ¿Adónde vas?
― A la cocina.
― ¿Me podrías traer un bol de helado de vainilla?
― Sin falta.
― ¿No te parece que deberías apuntarlo para no olvidarte?
― No te preocupes; no me voy a olvidar.
― Ponme unas fresas con el helado. ¿No te parece que deberías apuntarlo para no olvidarte?
― No te preocupes; no me olvido. Quieres helado de vainilla con fresas ¿verdad?
― Pon una cucharada de nata también. Apúntalo para no olvidarte.
― No hace falta, cariño…
El marido regresa a la media hora y le da a su mujer una bandeja con un plato de huevos fritos con jamón. La mujer le dice:
― Querido, te olvidaste la tostada.