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Concursante

Concursante

Concursante
  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Adecuada
  • Año: 2007
  • Dirección: Rodrigo Cortés
Dirección: Rodrigo Cortés
Intérpretes: Leonardo Sbaraglia, Chete Lera, Miryam Gallego, Fernando Cayo, Myriam De Maeztu, Luis Zahera.
Guión: Rodrigo Cortés
Música: Víctor Reyes
Fotografía: David Azcano
Distribuye en DVD: Filmax
Duración: 90 min.
Género: Tragicomedia, Drama
Extras DVD: Español 5.1. Así se hizo.

Víctima del sistema 

    Más que interesante debut en el largo de Rodrigo Cortés (Orense, 1973), con amplia experiencia en videoclips y en cortometrajes. A partir de una idea no del todo original, aunque sí atractiva, como es la de que ganar muchos millones en un concurso televisivo puede no ser una ventaja, sino más bien un cúmulo de sufrimientos, Cortés entrega una tragicomedia muy apañada, bajo el amparo de ese excelente actor que es Leonardo Sbaraglia. 

    El intérprete argentino, protagonista absoluto de la función, da vida a Martín, un pobre tipo que lleva una vida no muy reconfortante: es profesor asociado de Historia de la Economía, tiene una novia y un amigo simplones, una madre y unos hermanos en la Argentina y muy pocos recursos monetarios. 

    Pero su existencia cambia al ganar 500 millones de las antiguas pesetas en premios, en lo que se convierte en el mayor galardón concedido en la historia de la televisión. Sin embargo, mantener sus posesiones es muy caro y Martín se ve obligado a pedir un préstamo bancario por valor de 100 millones. Después, hacienda le reclama casi la mitad del premio en dinero, una liquidez que Martín no tiene… 

    La trama, sencilla a primera vista, se convierte poco a poco en una lección muy discursiva acerca de los peligros y los engaños del capitalismo –un poco en la línea de El método–, una trampa mortal en la que es fácil quedar atrapado y en la que la única presa posible es el ciudadano y no el sistema bancario. 

    Para mostrar eso al espectador, Cortés da entrada a dos peculiares personajes: Pizarro (Luis Zahera), un pintoresco consultor económico al que acude Martín para recibir consejo, que parece un personaje de “Mortadelo y Filemón” y regala la escena más divertida del film; y Edmundo (Chete Lera), una especie de gurú anticapitalismo que hará de mentor del desconsolado protagonista. 

    La crítica del film al sistema actual es clara y las razones abogadas sugerentes, todo como un contrapunto a esas palabras de Martín en clase, sobre que “este mundo no es perfecto, pero sí es el mejor de los posibles”.

Consciente quizá del riesgo de tratar en un film un tema tan, digamos, inmóvil y abstracto como es la economía, y al sentido pedagógico del film, Cortés imprime mucho ritmo a su narración, desbordándose en un ejercicio de estilo que, pese a lograr su fin, también llega a agotar y que acaba pasando factura (excesivos resultan los últimos diez minutos de película). 

    A una narración abrupta, con un montaje deliberadamente desordenado, el joven realizador añade una multitud innumerable de recursos visuales: tonos azules y fríos, cámara nerviosa en mano, película con grano, preferencia por los primeros planos, ralentizaciones, cambios de color, pasos fotograma a fotograma… Destacan en este sentido algunas imágenes oníricas o surrealistas, muy logradas, como la del acantilado o la de la aparición del caballo blanco. (decine21 / Almudí AG-ER)