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Nada que declarar

Nada que declarar

Rien à déclarer
  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2011
  • Dirección: Dany Boon

Contenidos: Imágenes (S+  81:35 a 83:00; X  89:55 a 90:10), Diálogos (D+ 87:06 a 87:21,26:38-28:00, 46:50; 80:28)



Reseña:

Año de producción: 2011
País: Francia
Dirección: Dany Boon
Intérpretes: Dany Boon, Benoît Poelvoorde, Julie Bernard, Karin Viard, François Damiens, Bouli Lanners, Laurent Gamelon, Bruno Lochet, Eric Godon
Guión: Dany Boon, Yaël Boon
Música: Philippe Rombi
Fotografía: Pierre Aïm
Duración: 105 min.
Género: Comedia

Franceses y belgas
Bon insiste en una fórmula que domina, para contar una historia de rivalidad franco-belga.

   Enero de 1993: fecha de la creación de la Eurozona. Dos agentes de aduanas —un belga y un francés— se enteran de que su puesto en la frontera está a punto de desaparecer. Ruben Vandervoorde es el agente de aduanas belga y la francofobia es una tradición familiar. Pero ahora se verá obligado a inaugurar la primera brigada móvil mixta franco-belga. Su equivalente francés será Mathias Ducatel, enemigo de toda la vida de Ruben y que está secretamente enamorado de su hermana. Para sorpresa de todo el mundo, Mathias acepta ser el compañero de Vandevoorde. Juntos peinarán las carreteras rurales fronterizas a bordo de un vehículo especial de las aduanas internacionales: un Renault 4L a punto de estirar la pata.

   Simpática película gala, obra de quien es la punta de lanza actual de la comedia francesa, el director, guionista y actor Dany Boon. Prosigue Boon con su modo de hacer cine amable, romántico, basando el humor en los diálogos y en los cómicos caracteres de los personajes, capaces de crear gags a cada minuto. El resultado no alcanza quizá el de otras películas de Boon, como Bienvenidos al norte o Mi mejor amigo, dirigida por Patrice Leconte. Y es que el personaje de Pierre (Benoît Poelvoorde) es seguramente demasiado delirante, de modo que por momentos el espectador queda agotado del belga. Eso no quita para que haya escenas despiporrantes, como la del pobrecillo que ha de pasar por el detector de metales o algunos momentos "automovilísticos". También funciona la subtrama del matrimonio del restaurante, con los simpáticos Karin Viard y François Damiens.(Decine 21 / Almudí JD). LEER
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