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Natividad

Natividad

  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Adecuada
  • Año: 2007
  • Dirección: Catherine Hardwicke
CONTENIDOS: -- Directora: Catherine Hardwicke. Guionista: Mike Rich. Intérpretes: Keisha Castle-Hughes, Oscar Isaac, Hiam Abbass. 101 min. Jóvenes. "La Pasión de Cristo" no es una película comercial aunque hiciera una taquilla impresionante (más de 600 millones de dólares y 15 millones de DVD vendidos). Lo de Gibson era cine de autor puro y duro, una película muy pensada y largamente preparada. "Natividad" es otro tipo de cine, una cinta comercial de buen nivel técnico pero sin especiales pretensiones. Cuenta el nacimiento de Jesucristo de manera bastante convencional, centrándose en el personaje de la Virgen María, que interpreta la actriz australiana de 16 años Keisha Castle-Hugh, candidata al Oscar a la actriz principal por "Whale Ryder", película que interpretó con 12 años. Para un cristiano, el nacimiento de Jesucristo es un misterio que alberga tal número de elementos sobrenaturales que desbordan a cualquiera, también a la directora californiana que ha rodado –con oficio– lo escrito por Mike Rich ("Descubriendo a Forrester", "Me llaman Radio"), un guionista cristiano –evangélico para más señas– que, para documentarse y escribir la película, buscó consejo en la organización protestante National Religious Broadcasters y en la popular predicadora evangélica Anne Graham Lotz, pero también en un sacerdote católico, profesor de teología en la Universidad católica de Portland. Los dos productores, profesionales con mucha experiencia en el cine (también estrenan en diciembre "Eragon" para Fox), trabajaron en grandes productoras hasta que decidieron establecerse por su cuenta y actuar como productores ejecutivos. Uno es evangélico y el otro católico. La directora Catherine Hardwicke ("Thirteen", "Los amos de Dogtown") había abordado hasta ahora historias sobre jóvenes enfrentados a conflictos de bastante dureza. Ella misma ha señalado que "Natividad" sigue siendo una película sobre una adolescente que se enfrenta a problemas. Su talento como realizadora parecía claro pero cabía preguntarse si sería capaz de encargarse de un proyecto como este. Hardwicke tiene antecedentes presbiterianos pero confiesa que no es persona religiosa. Aceptó inmediatamente el proyecto, que se rodó en Italia (Matera) y en el norte de África. El retrato de la Virgen, personaje central de la historia, presenta a una muchacha tímida e introvertida, con cara de susto y pena en los 60 primeros minutos de metraje. Resulta curioso que una chica que aparentemente es muy querida y respetada en Nazareth no devuelva los saludos y se muestre como una joven casi retraída. Es, a mi modo de ver, un claro error del guión, de la dirección de actores y de la interpretación de la hermosa y fotogénica Keisha Castle-Hugh. Seguramente buscaban singularizar al personaje de María, hacerlo más interesante, más dramático, un recurso cinematográfico muy común, que choca con una verdad teológica que cae por su peso: Dios actúa apoyándose en la naturaleza, y la naturaleza de María es muy singular, porque es inmaculada, sin pecado. El retrato de José es más atractivo, más normal. En ambos, en María y en José, falta –aunque no por completo– su trato con Dios, su confianza en Él. María es mucho más que la elegida –como dice el ángel en una singular versión de la Anunciación–: es la llena de gracia, una criatura a la que Dios ama de tal modo, que decide que su propio Hijo lo sea de ella y la convierte en una figura importantísima e insustituible en la historia de la salvación. Eso a la película le cuesta mucho expresarlo, pero lo intenta, con mucho respeto y una delicadeza que evita lo que podría suponer un planteamiento deformante de la fe católica –y ortodoxa– sobre la Virgen María. Con todo, para un católico que conozca bien la Escritura, a la luz de la tradición y del magisterio, hay escenas que producen cierta perplejidad, aunque no hay ninguna que ponga en duda ningún aspecto esencial. Hubiera bastado respetar el Magnificat, quitar los dolores del parto y poner la maternidad de María como la sustancia de su vida. Bastaba, en fin, no dejar de lado las consecuencias de ser Inmaculada, o la criatura de la que se dice "más que tú, sólo Dios". Keisa no logra hacer ver que María, inmersa en Dios y en su tiempo, "guardaba aquellas cosas en su corazón". Los magos y Herodes están muy bien dibujados; las tramas que protagonizan son las más logradas. Si comparamos esta película con el tramo correspondiente de "Jesús de Nazareth" de Zeffirelli, la obra del realizador italiano con guión de Anthony Burguess es muy superior en todos los aspectos, aunque al ser producida para emitirse como una miniserie de TV su visionado en cine se resiente de una narración falta de continuidad. En comparación con las "TV movies" producidas por Lux Vide, "Natividad" tiene mejor puesta en escena pero los italianos consiguen mejores guiones. "Natividad" es una película de buen nivel, que se ve con agrado aunque en ningún momento con entusiasmo. A espectadores poco familiarizados con el cristianismo puede ayudarles a un acercamiento a las fuentes. Queda patente algo muy sabido: que los evangelistas Mateo y Lucas son guionistas de primera: su relato es poderoso y cautivador. (Aceprensa / Almudí JD-AG)