Dirección: Gonzalo Suárez
Intérpretes: Maribel Verdú, Aitana Sánchez-Gijón, Najwa Nimri, Jorge Sanz, Carmelo Gómez, Bárbara Goenaga, Silvia Marty, Víctor Clavijo, Alberto Jiménez, Rulo Pardo.
Guión: Gonzalo Suárez
Música: Carles Cases
Fotografía: Carlos Suárez
Distribuye en Cine: Universal
Duración: 103 min.
Género: Comedia
Sé infiel y no mires con quién
El veterano escritor y cineasta Gonzalo Suárez ha escogido su ciudad natal, Oviedo, aludida en el título, para rodar esta historia sobre la infidelidad en la que se cita en todo momento La Regenta, la inolvidable novela sobre ese mismo tema de Leopoldo Alas Clarín, que también transcurría en la capital asturiana, rebautizada como Vetusta.
El reparto coral está encabezado curiosamente por Aitana Sánchez-Gijón, cuyo apellido hace referencia a la ciudad de al lado, y Carmelo Gómez, que interpretaron a los personajes principales de La Regenta, en la esforzada adaptación televisiva de Fernando Méndez Leite, y que encadenaron este rodaje con La carta esférica, que también les emparejaba. El propio Gonzalo Suárez filmó otra versión para el cine de La Regenta, en 1974, con Pilar Bardem.
Aitana Sánchez-Gijón encarna a Mariola Mayo, una famosa diva del teatro que está a punto de estrenar en los escenarios Campoamor de Oviedo, una versión teatral de La Regenta (una labor imposible teniendo en cuenta la extensión de la novela).
Mariola dejó plantado al actor Álvaro Mesía (que se llama igual que su personaje en la obra), para iniciar un idilio con Benjamín Olmo, que también forma parte de la compañía, pues interpreta al sacerdote don Fermín de Pas. Nada más llegar, este último traiciona a Mariola Mayo, iniciando una tórrida relación con la mujer del alcalde, que a su vez tiene como amante a una periodista.
Gonzalo Suárez compara el mundo con un escenario, en el que todos interpretan y nadie dice la verdad. De esta forma, para el autor no tiene sentido mantener una relación, porque la infidelidad y las mentiras surgirán en cualquier momento.
Para conseguir el efecto de que el mundo parezca un teatro, las interpretaciones son exageradas y los diálogos grandilocuentes. Se diría que el resultado es un estrambótico juego, entre el surrealismo y las bromas metaliterarias, que no puede ser tomado demasiado en serio.
El film ha sido subvencionado por el gobierno español y diferentes instituciones asturianas, y sus imágenes promocionan lugares emblemáticos de Oviedo, como su inigualable catedral, el teatro Campoamor y hasta la estatua de Woody Allen. En otro orden de cosas, resulta cuanto menos curiosa la obsesión del director por ir sacando desnudo a cada uno de los miembros del reparto, venga a cuento o no. (decine21 / Almudí JD-ES)