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Transformers: La venganza de los caídos

Transformers: La venganza de los caídos

Transformers: Revenge of the Fallen
  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2009
  • Dirección: Michael Bay
Contenido S (imágenes muy frecuentes)

Reseña:

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Dirección: Michael Bay
Intérpretes: Shia LaBeouf, Megan Fox, Michael Papajohn, Rainn Wilson, Josh Duhamel, John Turturro, Isabel Lucas, Tyrese Gibson, Ramon Rodriguez
Guión: Ehren Kruger, Roberto Orci, Alex Kurtzman
Música: Steve Jablonsky
Fotografía: Ben Seresin
Distribuye en Cine: Paramount
Duración: 157 min.
Género: Acción

Salvar al mundo es ya una costumbre

    Han pasado dos años desde que Sam Witwicky (Shia LaBeouf) y los Autobots salvaran a la raza humana de la invasión de los Decepticons. Ahora se prepara para el mayor desafío de su vida: salir de casa y marcharse a la universidad. Sam sigue siendo un adolescente normal con las preocupaciones cotidianas y la emoción de hacerse adulto, separándose de sus padres (Kevin Dunn y Julie White) por primera vez y comprometiéndose a serle fiel a su novia Mikaela (Megan Fox). 

    Con la destrucción de la Allspark, Cybertron, el planeta donde vivían los Transformers, se ha vuelto inhabitable, y los Autobots sobreviven como pueden en la Tierra, trabajando conjuntamente con el ejército como parte de un equipo secreto llamado NEST, cuya finalidad es atrapar a todo Decepticon que pueda seguir escondido en la Tierra.

    El guión importa poco en este film, que es casi semejante al primero, o sea, una excusa. Y ése es el punto flaco, que apenas hay historia para dos horas y media de metraje, y eso que dos guionistas curtidos en la factoría de J.J. Abrams, Roberto Orci y Alex Kurtzman, están detrás del libreto. 

    Faltan puntos de emoción, y un poquito más de sentido del humor. Los gags en torno a los padres de Sam, o al lunático encarnado por John Turturro son más de lo mismo. De modo que Michael Bay confía todo a los efectos especiales, dosis elevada al cubo de ruido y chatarra, peleas espectaculares de los robots, de gran realismo -más en los pasajes de Egipto y las pirámides, los más logrados, que en los de Shanghai, un poquito de videojuego-, pero que llegan a cansar un tanto. 

    Al final se puede concluir que máquinas y hombres están más cerca que nunca, pero no precisamente porque a las primeras se les haya insuflado alma en la historia, sino porque los segundos son poco más que muñecos corriendo, sudando, pero sin emociones auténticas. 

    Shia LaBeouf está peor que en el otro film, esa especie de carga de sentido del deber que da a su personaje resulta de una solemnidad excesiva. Y cuesta comprender el bombo que se ha dado al toque sexy de Megan Fox, chica atractiva, qué duda cabe, pero que todavía no ha demostrado si sabe actuar. (Decine21 / Almudí JD-AC)

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