zhimnos-santos-cast-2

LEGIS SACRATAE

El que desde la sede del Padre rige la corte espléndida de los Angeles, el mismo que estableció el cielo, la tierra y el mar, no desdeñó someterse por entero, a los preceptos ceremoniales de la Ley sagrada, ni a los mandamientos dictados a Moisés.

Llevando al mismo Dios entre sus brazos castísimos, aunque cubierto por el velo de la Carne, la Madre bienaventurada, con sus labios, cubre de besos la cara de Aquel, que es Dios, y Hombre verdadero, a cuya orden fueron creadas todas las cosas.

Él es la Luz que arderá ante la faz de los gentiles, el Honor de la raza y del pueblo de Israel: El que ha sido puesto como ruina de escándalo y salvación de todos los pueblos, hasta que descubran los pensamientos de muchos corazones.

Gloria al Padre por toda la eternidad el honor y el poder también al Hijo, la virtud y la honra al Espíritu Santo: a Ti, Trinidad indivisa, la alabanza por los siglos de los siglos. Amén.

 


 

ADÓRNA SION

Adorna tu tálamo, oh Sión, que esperas al Señor, y acoge al esposo y a la esposa, en vigilia de luz y de fe.

Apresúrate, oh anciano feliz, y se cumplirá en ti el gozo prometido: muéstranos a todos esa Luz, que ha de revelarse a los gentiles.

Llevan los padres a Cristo y, en el templo, ofrecen al Templo, al que, sin deber nada a la ley, quiso someterse a ella.

Ofrece ya a tu Niño, oh Bienaventurada, al que es Unigénito del Padre: a Aquel, a través del cual somos ofrecidos, y que es el Precio de nuestra Redención.

Avanza, oh Virgen Reina, y presenta a tu Hijo, ya Víctima que, porque viene a salvar a todos, a todos invita a la alegría.

Para Ti, Señor, toda la gloria, que Te has revelado a las naciones, con el Padre y el Espíritu Paráclito, por los siglos de los siglos. Amén.

 


 

QUOD CHORUS

Lo que antaño predijo, lleno del Espíritu Santo, el coro venerable de los Profetas, aparece ahora cumplido en María, la Madre de Dios.

Ella que, siendo virgen, concibió, y, virgen, dio a luz, al que es Dios del Cielo y Dueño de la tierra, permaneció también purísima después del parto.

En el templo del Señor, el anciano Simeón, lo tomó entre sus brazos, complacido de poder ver a Cristo con sus propios ojos, según había sido su deseo.

Tú, Madre del Rey eterno que derramas el don luminoso de la gracia de tu Hijo, acoge benévola, los deseos de los que te suplican.

Oh Cristo, que, siendo el Esplendor del Padre eterno, nos descubres la hondura de sus misterios, haz que podamos cantar para Ti el himno de la alabanza en aquella mansión de luz inextinguible. Amén.

 


 

IAM BONE PASTOR

Acoge benignamente, oh Pedro, buen pastor, los deseos de los que te suplican y desata los lazos del pecado, con esa potestad que recibiste, mediante la cual, en virtud de la palabra, abres o cierras a los fieles las puertas del Cielo.

Y para Ti, oh Dios Uno y Trino, que tu dominio permanece desde siempre y para siempre la gloria eterna, el honor, el poder y los cantos de júbilo y alabanza. Amén.

 


 

PETRUS BEATUS

El bienaventurado Pedro, siguiendo el mandato del Señor, rompió admirablemente las cadenas del pecado; hecho custodio del rebaño y doctor de la Iglesia, aleja la rabia furiosa de los lobos, como buen pastor de la grey, que guarda a sus ovejas.

Todo lo que atares en la tierra, será también atado reciamente en el Cielo, y lo que con tu arbitrio, desatares en la tierra, será desatado en las alturas; y, al final de los tiempos, juzgarás al mundo.

Gloria al Padre por toda la eternidad, el honor el poder también al Hijo, la virtud y la honra al Espíritu Santo; a Ti, Trinidad indivisa, la alabanza por los siglos de los siglos. Amén.

 


 

DIVINA VOX

Te eligió la voz de Dios, y, ahora, con las llaves del Cielo, en lugar de los remos, y las redes, ¡qué gran esplendor el de tu gloria, pescador!

Al confesar tu querer con tan dulce y tenaz testimonio, recibes la potestad de guiar a las ovejas, una vez purificadas por el Amor.

Si caíste, te yergue ahora la fuerza de Dios, para ser la piedra de la Iglesia, que resplandece ante el mundo, sin que poder alguno la haga sucumbir.

Habiendo merecido de los labios de Cristo ser maestro para el mundo, no dejas de anunciar palabras de vida eterna, y confirmar así a tus hermanos.

Dígnate reunir a tu grey y acrecienta su mérito para el Cielo, de modo que, libre de las asechanzas del Enemigo, la conduzcas hacia los pastos de la Luz.

Para Ti, Señor, toda la gloria, que nos concedes penetrar en los gozos eternos, a través de Pedro, la puerta de la Mansión celeste. Amén.