“Para conocer a Jesús: rezar, celebrar e imitar”

Acabamos de escuchar a Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. El conocimiento de Jesús es el trabajo más importante de nuestra vida. Pero, ¿cómo podemos conocer a Jesús? Alguno dirá: ‘Estudiando. Hay que estudiar mucho’. Sí, es verdad. Hay que estudiar el catecismo, es verdad, pero el estudio solo no basta para conocer a Jesús. Algunos fantasean creyendo que las ideas solas nos llevarán al conocimiento de Jesús. Ya entre los primeros cristianos había algunos pensaban así. Pero al final, quedaban atrapados en sus pensamientos. Porque las ideas solas no dan vida, y el que va por ese camino de ideas solamente, acaba en un laberinto del que ya no sale. Por eso, desde el comienzo de la Iglesia existen las herejías. Las herejías son eso: intentar, solo con nuestra mente y nuestra luz, saber quién es Jesús. Un gran escritor inglés decía que la herejía es una idea que se vuelve loca. Es así. Cuando las ideas están solas se vuelven locas. Y ese no es el camino.

Para conocer a Jesús hay que abrir tres puertas:

  • Primera puerta: rezar a Jesús. Sabed que el estudio sin oración no sirve. Hay que rezar a Jesús para conocerlo mejor. Los grandes teólogos hacían teología de rodillas. Y con el estudio y la oración nos acercamos un poco. Pero sin oración nunca conoceremos a Jesús. ¡Nunca, jamás!
  • Segunda puerta: celebrar a Jesús. No basta la oración, es necesaria además la alegría de la celebración. Celebrar a Jesús en sus sacramentos, porque ahí nos da la vida, nos da la fuerza, nos da el alimento, nos da el consuelo, nos da la alianza, nos da la misión. Sin la celebración de los sacramentos no llegaremos a conocer a Jesús. Y eso es propio de la Iglesia: la celebración.
  • Tercera puerta: imitar a Jesús. Abrir el evangelio —qué hizo, cómo era su vida, qué nos dijo, qué nos enseñó— y procurar imitarlo.

 

Entrar por esas tres puertas significa entrar en el misterio de Jesús. Solo si somos capaces de entrar en su misterio podremos conocer a Jesús. Y no hay que tener miedo de entrar en el misterio de Jesús. Eso significa rezar, celebrar e imitar. Y así encontraremos el camino para llegar a la verdad y a la vida.

Durante el día de hoy podemos pensar cómo va la puerta de la oración en mi vida: pero la oración del corazón, ¡no la del papagayo! La del corazón, ¿cómo va? ¿Cómo va la celebración cristiana en mi vida? ¿Y cómo va la imitación de Jesús en mi vida? ‘Pero, ¿cómo puedo imitarlo?’. La verdad es que no te acuerdas porque tu evangelio está lleno de polvo, ¡porque nunca lo abres! Pues toma el evangelio, ábrelo y hallarás cómo imitar a Jesús.

Pensemos cómo están esas tres puertas en nuestra vida y nos hará bien a todos.