“Que, ante todo, la Iglesia sea madre”

Homilía de la Misa en Santa Marta

Dos mujeres que pasan de estériles a fecundas. Así narran las lecturas de hoy los nacimientos milagrosos de Sansón y de Juan Bautista. En el Pueblo de Israel era casi una maldición no tener hijos y en la Biblia encontramos mujeres estériles con las que Señor hace el milagro. La Iglesia muestra este símbolo de esterilidad precisamente antes del nacimiento de Jesús, también por medio de una mujer incapaz de tener un hijo por su decisión de permanecer virgen. Esa es la señal de la humanidad incapaz de dar un paso más. Por eso, la Iglesia quiere hacernos reflexionar sobre la humanidad estéril. De la esterilidad, el Señor es capaz de recomenzar una nueva descendencia, una nueva vida. Ese es el mensaje de hoy: cuando la humanidad está seca y no pueda avanzar más, viene la gracia, viene el Hijo y viene la Salvación. Y aquella creación gastada deja sitio a la nueva creación. Esta segunda Creación, cuando la tierra quede estéril, es el mensaje de hoy.

Nosotros esperamos al que es capaz de recrear todas las cosas, de hacer nuevas las cosas. Esperamos la novedad de Dios. Eso es la Navidad. La novedad de Dios que rehace, del modo más maravilloso de la Creación, todas las cosas. Tanto la mujer de Manué, madre de Sansón, como Isabel, tendrán sus hijos gracias a la acción del Espíritu del Señor. ¿Cuál es, pues, el mensaje de estas lecturas? Abrirse al Espíritu de Dios. Nosotros solos no podemos. Es Él quien puede hacer las cosas. Esto me lleva a pensar en nuestra madre Iglesia; también en tantas esterilidades que tiene nuestra madre Iglesia cuando, por el peso de la esperanza en los mandamientos, aquel pelagianismo que todos llevamos en los huesos: se vuelve estéril. Se cree capaz de dar a luz…, pero no, ¡no puede! La Iglesia es madre, y se hace madre solo cuando se abre a la novedad de Dios, a la fuerza del Espíritu. Cuando dice a sí misma: Yo lo hago todo, pero, he terminado, no puedo más, entonces viene el  Espíritu.

Hoy es un día para rezar por nuestra madre Iglesia, por tantas esterilidades del pueblo de Dios. Esterilidades de egoísmos, de poder…, cuando la Iglesia cree poderlo todo, adueñándose de las conciencias de la gente, o de ir por el camino de los Fariseos, de los Saduceos, por el camino de la hipocresía…, la Iglesia es estéril. Rezar. Esta Navidad que nuestra Iglesia esté abierta al don de Dios, que se deje sorprender por el Espíritu Santo y sea una Iglesia que tenga hijos, una Iglesia madre. ¡Madre! ¡Tantas veces pienso que la Iglesia, en algunos sitios, más que madre es una empresaria!

Mirando la historia de esterilidad del pueblo de Dios y tantas otras en la Historia de la Iglesia que la han hecho estéril, pidamos al Señor, hoy, mirando el Pesebre, la gracia de la fecundidad de la Iglesia. Que, antes de todo, la Iglesia sea madre, como María.