El misterio de la Encarnación

Homilía del Papa Francisco en Santa Marta

https://youtu.be/Pr9iBPNPrT0

Monición de entrada

Hoy, fiesta de la Encarnación del Señor, las Hijas de la caridad de San Vicente de Paúl, que dirigen y prestan servicio en el dispensario de Santa Marta desde hace 98 años, están aquí en Misa, renovando los votos junto a sus hermanas de todo el mundo. Quisiera ofrecer la Misa de hoy por ellas, por la Congregación que trabaja siempre con los enfermos, con los más pobres, como aquí desde hace 98 años, y por todas las monjas que están trabajando en este momento cuidando enfermos e incluso arriesgando su vida y dando su vida.

Homilía

El evangelista Lucas (Lc 1,26-38)  podía conocer esto solamente por el relato de la Virgen. Escuchando a Lucas, estamos escuchando a la Virgen que cuenta este misterio. Estamos ante el misterio. Quizá lo mejor que podemos hacer ahora es releer este pasaje, pensando que fue la Virgen quien lo contó.

«En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. Y María dijo al ángel: “¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?”. El ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”. María contestó: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra”. Y el ángel se retiró».

Ese es el misterio. Ahora las monjas renovarán los votos.

Comunión espiritual

A tus pies, Jesús mío, me postro y te ofrezco el arrepentimiento de mi corazón contrito que se abaja en su nada y en tu santa presencia. Te adoro en el Sacramento de tu amor, la inefable Eucaristía. Deseo recibirte en la pobre morada que te ofrece mi corazón; en espera de la felicidad de la comunión sacramental, quiero poseerte en espíritu. Ven a mí, Jesús mío, que yo vaya a ti. Que tu amor inflame todo mi ser, en la vida y en la muerte. Creo en ti, espero en ti, te amo. Así sea.