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IGNE DIVINE

La pureza virginal ha triunfado sobre la sensualidad, cuando Inés, ilustre por el fuego de su amor a Dios, venció sobre el reclamo de la carne.

El noble ejército de los Cielos acoge en la mansión eterna, el alma blanquísima de la carta esposa y la exalta por encima de las estrellas, para allegarla a su Esposo.

Compadécete de nuestra suerte, oh Inés, y haz que quienes hoy celebramos tu victoria, consigamos la salvación y el perdón de nuestras culpas.

Intercede por nosotros para que el Señor de Cielos y tierra, dirija su mirada compasiva sobre el pueblo suplicante, y, en su bondad, conceda paz y tranquilidad a nuestros días.

Celebremos con cantos de alabanza al manso Cordero, a Quien la casta Inés eligió para sí, como su Esposo, que gobierna los astros del cielo y rige los destinos del mundo. Amén.

 


 

AGNES BEÁTÆ

Hoy celebramos el día natal de Santa Inés, el día en el que su alma, teñida piadosamente de sangre, volvió al Cielo que le estaba reservado.

Inmadura todavía para las nupcias, fue hallada madura para el martirio, al cual se dirige con rostro radiante de alegría, como, si saliera al encuentro de su Esposo.

Obligada a encender una lámpara sobre el altar de aquella execrable divinidad, contesta: «Las vírgenes de Cristo nunca prenden semejantes antorchas.

Este fuego exige la fe, estas llamas apagan la luz: podéis, podéis ya herirme, pero mi sangre, al derramarse, sofocará esas ascuas.»

Cubriéndose completamente con el vestido, dobló la rodilla en tierra, y, una vez asestado el golpe, cayó con toda modestia sobre el suelo, y así, se hizo acreedora de tanta celebridad.

Gloria a Ti, Jesús, que has nacido de la Virgen, y también al Padre y al Espíritu Santo, por los siglos sin término. Amén.

 


 

PRESSI MALÓRUM

Afligidos por el peso de nuestras culpas, venimos a implorar tu intercesión, seguros de que por medio de Ti, oh Pablo, obtendremos generosamente del Cielo, la prenda segura de salvación.

Pues tú, movido por el fuego divino de tu amor a Dios, ciñes ahora entre tus brazos, como defensor, a los mismos que antes habías perseguido con tanta crueldad.

Nosotros, débiles y decaídos, te rogamos que, acordándote de aquel amor primero, te dignes abrimos siempre a la esperanza de la gracia del Cielo.

Y al rogar tú por nosotros, haz que arraigue aquella caridad, que nada sabe de agravios, que es ajena a toda riña, libre de cualquier engaño.

Oh Pablo, víctima gratísima para el Cielo, a ti, que eres luz y amor de los gentiles, queremos escogerte como mediador y abogado nuestro.

Que la Trinidad beatísima, en cuyo honor cantamos este himno para alabanza de su gloria, conceda la corona del Premio a los que, como tú, han librado el buen combate. Amén.

 


 

DOCTOR EGRECIE

Oh Pablo, informa tú nuestras costumbres, como insigne maestro, y haz que nuestros corazones se alcen contigo hasta el Cielo, donde, una vez desaparecido nuestro conocimiento oscuro sólo y parcial, se nos conceda aquel otro que es pleno y perfecto.

Y para Ti, oh Dios Uno y Trino, que tu dominio permanece desde siempre y para siempre, la gloria eterna, el honor y el poder y los cantos de júbilo y alabanza. Amén.

 


 

EXCELSAM PAULI

Que la Iglesia celebre la excelsa gloria de Pablo, a quien el Señor transformó admirablemente de perseguidor en su Apóstol.

Pues el mismo que con tanto furor, había arremetido contra el nombre de Cristo, con mayor entusiasmo aún predica ahora el amor de Dios.

Qué mérito tan grande el de Pablo que arrebatado hasta el tercer cielo, escuchó palabras misteriosas, que a hombre alguno es lícito pronunciar.

Al sembrar la semilla de la Palabra, surgía una mies abundantísima, de modo que, del fruto de sus buenas obras, rebosa ahora el granero del Cielo.

Como una lámpara encendida, que invade al mundo con su luz, así pone en fuga las tinieblas del error, para que sólo reine la verdad.

Gloria al Padre y al Espíritu Santo y también a Ti, oh Cristo, que has dado a los gentiles un vaso de elección tan luminoso. Amén.