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MATHIA SACRATISSIMO

Oh Matías, que de modo tan admirable, por designio divino, fuiste añadido al sagrado Colegio de los Apóstoles.

A falta del desdichado discípulo que suspendido de aquella triste horca, renunciando al amor de Cristo, renunció a una dignidad tan alta.

Cuando el Espíritu Santo movió los labios de Pedro y actuó sobre la suerte, el amor del Señor te atrajo hacia su gloria.

Así, entregado al sublime ministerio, revelas la luz a las naciones y confiesas infatigablemente el nombre del Señor, hasta morir, derramando tu propia sangre

Tú, pues, Apóstol bienaventurado, haznos proseguir con el corazón alegre y dócil, cuantos caminos nos señale el Espíritu Santo.

Al glorificarte, oh Trinidad beatísima, Te pedimos que por intercesión de San Matías, Te dignes elevarnos hasta el Cielo conde podamos cantar eternamente tus alabanzas. Amén.

 


 

VENI PRÆCELSA DOMINA

Ven oh excelsa Señora, y visítanos, Tú, María, que en otro tiempo, llevaste a casa de Isabel aquel gozo inconmensurable.

Ven, Auxiliadora del mundo, y, al visitar a los fieles, borra las manchas del propio pecado y aléjales de merecer castigos.

Ven, oh Faro y Estrella del mar, irradia sobre nosotros la paz, endereza cuanto crezca torcido y danos llevar una vida santa.

Ven, y, al visitarnos fortalece nuestra debilidad, para que con las mociones de la gracia, se afiance nuestro corazón vacilante.

Ven, oh Barca real, y haz que quienes fluctúan en el error, vuelvan a la unidad de la fe, que es salvación para los Santos.

Ven, y, con la gracia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, les alabaremos Contigo, por los siglos de los siglos. Amén.

 


 

VÉNIENS MATER

Como en otro tiempo a Juan ven, oh Madre, a visitarnos, a los que vivimos en este cuerpo mortal, con el Don del Espíritu Santo.

Avanza, llevando Contigo al Niño, para que el mundo pueda creer y todos acierten a pregonar tu honor y tus glorias.

Saluda ahora a la Iglesia de modo que, con sólo oír tu voz, presintiendo ya la vuelta de Cristo, se alce rebosante la alegría.

Dirige al mundo tu mirada, y contempla, oh María, a la multitud de los fieles: y ya que te buscan con sencillez de corazón, haz que de Ti, nadie sienta el desamparo.

Oh, María Esperanza de nuestra verdadera alegría y Refugio de nuestra miseria, alcánzanos que, revestidos con estola de gloria; podamos ser contados algún día entre los miembros de la Corte del Cielo.

Engrandece Contigo nuestra alma al Señor, a Quien glorificaban los Cielos y bendice la tierra. Amén.

 


 

CÓNCITO GRESSU

El mismo Dios te ha hecho Madre suya oh Virgen María, y hoy presurosa, te encaminas a la montaña para mostrar tu amor sincero por Isabel, la anciana madre.

La cual, en cuanto escucha tu saludo, sintiendo al niño saltar de gozo en su seno, te proclama como la bendita Madre de su Salvador.

Tú misma inspirada por el Espíritu, que habla en tu interior, presientes tu futura bienaventuranza, y prorrumpes con un canto de gloria al Dios, que ha hecho en Ti obras grandes.

Lleno de júbilo, el mundo entero, Madre, no cesa de celebrar tu dicha, y te confiesa como Mediadora de todas las gracias.

Así, pues, Tú, que trayéndonos a Cristo, nos traes siempre nuevos dones, no dejes desamparados, a quienes, Contigo, glorificamos a la Trinidad beatísima. Amén.