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Cuestión de honor
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Cuestión de honor

Pride and Glory
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2009
Contenidos Imagen (39:17-39:18 X-); Violencia (varias escenas); Ideas (corrupción policial)

Reseña:

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Dirección: Gavin O'Connor
Intérpretes: Colin Farrell, Edward Norton, Jon Voight, Noah Emmerich, Jennifer Ehle, John Ortiz.
Argumento: Gavin O'Connor, Greg O'Connor, Robert Hopes
Guión: Joe Carnahan, Gavin O'Connor
Música: Mark Isham
Fotografía: Declan Quinn
Distribuye en Cine: Tri Pictures
Duración: 130 min.
Género: Drama, Policiaco

Familia de policías 

    Ray Tierney (Edward Norton), es un detective de la policía que investiga homicidios; tres generaciones de su familia han sido policías de la ciudad de Nueva York. Un día le encargan la tarea de resolver un caso en el distrito controlado por Francis Tierney Jr. (Noah Emmerich), su hermano mayor. 

    A medida que pasa el tiempo, Ray comienza a sospechar que la corrupción abarca todo lo que él conoce, incluso puede que su gran amigo Jimmy Egan (Colin Farrell) sea parte del escándalo. 

    Estamos ante un violento film, que describe el lado oscuro de la ley y la corrupción policial, en una línea que se parece al mundo nebuloso del novelista James Ellroy (L.A. Confidential), pero en la época actual. También recuerda a cintas sobre este tema como Sérpico, pero con una trama mucho más descarnada, que no escatima detalles turbios. 

    En este sentido cabe mencionar una brutal secuencia con un menor, que si bien no muestra nada -sólo sugiere- no dejará indiferente ni al espectador más insensible, en la línea de la secuencia más dura de American History X, también con Edward Norton. ¿Es quizás la marca de la casa de este actor? 

    El film cuenta con un conjunto de actores de primera fila, con el citado Norton en el papel más difícil, pues su personaje se enfrenta a un duro dilema moral al debatirse entre la lealtad a su familia y la ética profesional. 

    No desentona un actor en línea ascendente desde hace algunos títulos, Colin Farrell, al que se le da tan bien el rol de 'poli malo' que llega a hacerse bastante odioso. La cinta es una rutinaria, previsible y presenta una correcta excursión a las ya conocidísimas cloacas policiales. 

    Bien llevada y buenos actores. Ante la corrupción de sus compañeros, un policía se plantea el dilema entre su ética profesional -y denunciarles-, o la lealtad a su familia -su hermano y su cuñado son policías implicados- y mirar para otro lado.(Decine21 / Almudí FCR y POA)