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Dos días en Nueva York

Dos días en Nueva York

2 Days in New York
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2013
  • Dirección: Julie Delpy
Contenidos: Imágenes (algunas X), Diálogos (varios D), Ideas (escepticismo, familias precarias F)

Duración: 96 min. Género: Comedia. Interpretación: Julie Delpy (Marion), Chris Rock (Mingus), Albert Delpy (Jeannot), Alexia Landeau (Rose), Alex Nahon (Manu), Dylan Baker (Ron), Kate Burton (Bella), Malinda Williams (Elizabeth), Talen Riley (Willow), Daniel Brühl. Guion: Julie Delpy y Alexia Landeau, basado en un argumento de Julie Delpy, Alexia Landeau y Alex Nahon; a partir de los personajes creados por Julie Delpy. Producción: Scott Franklin, Julie Delpy, Ulf Israel, Jean-Jacques Neira y Hubert Toint. Fotografía: Lubomir Bakchev. Montaje: Isabelle Devinck. Diseño de producción: Judy Rhee. Vestuario: Rebecca Hofherr. Distribuidora: Alta Classics. Estreno en Francia: 28 Marzo 2012. Estreno en España: 15 Febrero 2013.

Reseña:

Visita familiar

   Julie Delpy regresa con la continuación de “2 días en París” , película en la que una pareja intentaba mantener viva su relación durante su estancia en la capital francesa. Ahora, en “2 días en Nueva York”, Delpy vuelve a ponerse en la piel de Marion en un filme que se centra de nuevo en las dificultades de las relaciones humanas. Así, en esta ocasión su personaje tendrá un niño y un nuevo amor. El pequeño es hijo de Jack, el hombre al que encarnó Adam Goldberg en la anterior cinta (quien, por cierto, no aparecerá en la secuela). Chris Rock acompaña a la directora y actriz en esta parte.

   En todo caso, Dos días en Nueva York recupera al personaje de la propia Julie Delpy, Marion, francesa establecida en Estados Unidos. Pero se ha divorciado de Jack (Adam Goldberg no aparece en todo el metraje), así que vive con el hijo que tuvo con él, y con un nuevo novio, Mingus (Chris Rock), un afroamericano. La paciencia de Mingus se verá puesta a prueba con la visita del padre, la hermana y un ex novio de Marion, todos ellos estrafalarios a ultranza.

  ¿Pretendía Julie Delpy llevarse a Chris Rock a su terreno de autora europea? Quizás eran ésas sus intenciones iniciales, pero realmente ha logrado lo contrario, que Rock la arrastre a ella al terreno de las comedias americanas más simplonas. Algunos gags, como en el que se explota que el nombre del protagonista, Mingus, rima con "cunnilingus", o el del cepillo de dientes usado no se sabe muy bien cómo en una relación sexual, son dignas del repertorio de cualquier cómico yanqui especializado en humor grueso (del propio Rock, Eddie Murphy, Martin Lawrence o Adam Sandler).

Algún detalle tiene su gracia y los actores están bien dirigidos. Pero su mensaje, en cierta medida positivo, en torno a la importancia de hacer un esfuerzo para mantener el compromiso, acaba diluyéndose del todo por pasajes sumamente disparatados (todo lo relacionado con una vecina a la que la protagonista miente es un buen ejemplo). Repite incidentalmente Daniel Brühl, mientras que Vincent Gallo aparece brevemente interpretándose a sí mismo. (Decine21 / Almudí JD) LEER MÁS

   Esta película de concepción muy francesa (aunque coproducen Bélgica y Alemania) está atravesada por una “antropología de mínimos”, corriente cultural muy posmoderna de la que son exponentes muchas películas europeas recientes, y que proponen una visión muy roma del ser humano. Por tanto, la relación de pareja se presenta siempre como algo sumamente frágil y efímero, que debe ser gestionado como un “carpe díem” racional, es decir, no alocado, pero de perfil bajo. Por esta razón, y a pesar de su vocación de comedia, “Dos días en Nueva York” lo que realmente contagia es un sordo escepticismo y un cierto hastío: nada hay suficientemente atractivo en el filme como para movilizar el afecto y la empatía del espectador. El personaje de Mingus es quien más se salva de este caos, a pesar de ir por su tercer matrimonio. Tiene claros ciertos límites que no deben saltarse, y vive con ciertos referentes ideales. La película elogia la maternidad y las relaciones familiares, pero siempre dentro de una gran precariedad de sentido.

   La película se deja ver, es en general entretenida, y tiene algunos buenos momentos; pero le sobran muchas salidas escatológicas, siempre a cargo del abuelo y de Manu, y que rompen continuamente el tono dramático del filme. (Cope J. O.)