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El ladrón de orquídeas (Adaptation)

El ladrón de orquídeas (Adaptation)

  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2003
Un buen día, el guionista Charlie Kaufman recibió el encargo de escribir un guión para el cine basado en El ladrón de orquídeas, libro de Susan Orlean surgido a partir de un artículo que ella misma escribió para The New Yorker. La periodista narraba allí la pintoresca vida de John Laroche, un tipo que se aprovechaba de los reconocidos derechos de los indios seminolas para recoger en los pantanos ejemplares de orquídeas protegidas. En vez de acometer una adaptación al uso, Kaufman decidió escribir un libreto sobre sus propias dificultades en la acometida de dicho guión. El resultado es un curioso juego de “muñecas rusas”, donde se entrelazan de modo sorprendente realidad y ficción. Kaufman, asociado de nuevo con el director Spike Jonze, entrega un film tan original e inclasificable como lo era Cómo ser John Malkovich. Aunque se mantiene el tono de comedia oscura y turbia, hay sin embargo un alejamiento de la veta surrealista, y un mayor anclaje en la realidad. A la hora de describir el bloqueo creativo y la propia angustia vital, Charlie inventa a un hermano gemelo, que como él, también desea escribir para el cine. Donald viene a ser como su antítesis: seguro de sí mismo, con éxito entre las mujeres, sin ínfulas de artista. El guión comercial de Donald acerca de un serial killer, muy lejos en intenciones de Adaptation, tiene la ventaja de estar escrito sin aires de superioridad, con un entusiasmo no exento de ingenuidad. Como ocurre con las cebollas, el guión de Kaufman presenta múltiples capas, que pueden desconcertar al espectador medio. Es en cambio el sueño de un profesional, un libreto de manual diferente, donde todas las piezas encajan: incluso las referencias a un gurú de la escritura de guión, Robert McKee, cuyos consejos a Charlie en una noche reveladora desencadenan una inesperada y muy efectiva ruptura en el tono del film. De toda la historia se escapa un aire de insatisfacción, muy presente en la última hornada fílmica: Las horas, Lejos del cielo, A propósito de Schmidt, Chicago... Los personajes no están contentos con sus vidas, no saben salir del atolladero y, cuando lo hacen, es una salida limitada, cuando no claramente errónea: se refugian en sus fantasías sexuales o buscan el estímulo de una droga. A ese respecto, Kaufman presenta un juego de espejos interesante: si el angustiado Charlie encuentra en Donald la persona que acaba dando sentido a su vida (magnífica la conversación en el pantano –“lo importante no es quién te quiere, sino a quién quieres”– y los matices que Nicolas Cage imprime a ambos hermanos), la aburrida Susan hace lo propio con el excéntrico John (estupendos trabajos de Meryl Streep y Chris Cooper, este último ganador del Oscar al mejor actor de reparto)(Aceprensa y Pantalla 90).