películas
Guardianes del día

Guardianes del día

Dnevnoy dozor
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2008
  • Dirección: Timur Bekmambetov
Dirección: Timur Bekmambetov
Intérpretes: Konstantin Khabensky, Mariya Poroshina, Vladimir Menshov, Galina Tyunina, Viktor Verzhbitsky, Zhanna Friske.
Guión: Timur Bekmambetov
Música: Yuri Poteyenko
Fotografía: Sergei Trofimov
Distribuye en Cine: Fox
Duración: 118 min.
Género: Fantástico

Guardando el equilibrio 

    Timur Bekmambetov dirigió en 2004 Guardianes de la noche, un film que arrasó en su país de origen, Rusia, donde no abundan las historias fantásticas. Se basaba en el primer título de una trilogía de novelas de Sergei Lukyanenko y Vladimir Vasiliev, que se completa con Guardianes del día y Guardianes del crepúsculo. El mismo Bekmambetov se ha encargado de adaptar la segunda y tiene pendiente de rodar la que falta. 

    Nuevamente está protagonizada por Anton Gorodetsky, que forma parte de los guardianes de la noche, guerreros del bando del bien que se encargan de parar los pies a quienes pretendan alterar el equilibrio entre luz y oscuridad. Anton se llevó una desilusión cuando su hijo, Egor, dotado de poderes sin parangón, se pasó a las fuerzas oscuras, lo que le proporcionaba a este bando una gran ventaja. 

    Devolvió el equilibrio entre las dos facciones la llegada de Svetlana, con poderes a la altura de Egor, pero que sirve a los partidarios de la luz. Svetlana es la compañera de Anton y está secretamente enamorada de él. Una noche acuden a detener a un vampiro que ha elegido como víctima a una ancianita. 

    Puesto que su predecesora tuvo difusión internacional, Bekmambetov ha podido disponer esta vez de un holgado presupuesto que le ha permitido mejorar los efectos especiales. Pero en muchas secuencias, el director parece recrearse en las posibilidades de las nuevas tecnologías, en detrimento de la deseable coherencia. 

    Si la primera parte despertó poco entusiasmo fuera de su país de origen, es previsible una peor recepción para la continuación, pues es notablemente inferior. El guión parece a veces caprichoso y pueril hasta niveles surrealistas, como en una escena en la que una protagonista acude a una reunión en un rascacielos, sin bajarse del coche, subiendo en marcha por las paredes del edificio e introduciéndose en una ventana, sin que esto aporte demasiado a la narración. 

    En todo momento es bastante incomprensible, a no ser que se acabe de visionar la primera parte, pues por ejemplo, para entender del todo el final es necesario recordar para qué fue Anton a ver a la bruja al principio del primer film. Aunque se ofrece un breve resumen, es a todas luces insuficiente. 

    Lo único positivo es que Bekmambetov tiene talento para componer imágenes visualmente atractivas, como la secuencia de la ciudad destruida, o los títulos de crédito iniciales, que semejan rótulos reflejados sobre la luna del coche de los protagonistas. La película es muy larga y se hace muy pesada, aunque sea visualmente poderosa. (decine21 / Aceprensa / Almudí)