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Infancia clandestina

Infancia clandestina

Infancia clandestina
  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Adecuada
  • Año: 2013
  • Dirección: Benjamín Ávila
Contenidos: Imágenes (algunas V)

Dirección: Benjamín Ávila. Países: Argentina, España y Brasil. Año: 2012. Duración: 112 min. Género: Drama. Interpretación: Ernesto Alterio (tío Beto), Natalia Oreiro (Cristina), César Troncoso (Horacio), Teo Gutiérrez Romero (Juan), Cristina Banegas (abuela Amalia), Violeta Palukas (María), Mayana Neiva (Carmen), Douglas Simon (Gregorio), Candelaria Irigoyen (Victoria). Guion: Benjamín Ávila y Marcelo Müller. Producción: Luis Puenzo, Maximiliano Dubois, Óscar Rodríguez, Carles Porta y Paulo Roberto Schmidt. Música: Marta Roca Alonso y Pedro Onetto. Fotografía: Iván Gierasinchuk. Montaje: Gustavo Giani. Diseño de producción: Yamila Fontán. Vestuario: Ludmila Fincic. Distribuidora: Wanda Visión. Estreno en Argentina: 20 Septiembre 2012. Estreno en España: 21 Diciembre 2012.

Reseña:

Una vida no escogida

   Juan, un chaval de doce años, regresa con sus padres y su hermanita recién nacida a una Argentina sometida a la dictadura militar. Corre el año 1979, y sus padres militan activamente en la oposición como montoneros, de hecho dejaron el país cinco años antes por sus ideas políticas, y ahora han vuelto clandestinamente. A Juan le toca ahora llamarse Ernesto, y debe secundar la “tapadera” bajo la que se ocultan sus progenitores y su tío Berto. Lo que le dificulta el trato con los compañeros de su nuevo colegio, y el poder ser claro con María, una amiguita que se convierte en el primer amor de su vida. Además de obligarle a vivir bajo un miedo permanente a que la familia sea descubierta.

   Infancia clandestina es sin duda una película muy sentida y muy personal, no en balde su director y coguionista Benjamín Ávila, aunque no entregue una historia autobiográfica, vivió una infancia comparable a la del protagonista, y su madre fue secuestrada y dada por desaparecida. No obstante, el resultado es irregular, y no sólo por el uso algo caprichoso de algunos dibujos con animación reducida, o ciertos pasajes oníricos.

   En cualquier caso Infancia clandestina es un film interesante y evocador de una época, no escorado en exceso ideológicamente, que trata con cierta delicadeza el primer amor de un adolescente, con un ajustado reparto donde le toca llevar el peso de la narración a un chaval, Teo Gutiérrez Romero, que cumple bien su cometido respaldado por un buen puñado de secundarios.
(Decine21 / Almudí JD) LEER MÁS

   Resultan excesivos los diez Premios Sur que la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina ha otorgado a este intenso drama, galardonado también con el Colón de Oro en el Festival del Cine Iberoamericano de Huelva 2012 y seleccionado para representar a su país en el Oscar al mejor filme en lengua no inglesa y en el Goya a la mejor película iberoamericana. Ciertamente, “Infancia clandestina” está bastante bien rodada, montada e interpretada, de modo que ofrece unos cuantos momentos intimistas muy emotivos, en los que el bonaerense Benjamín Ávila —“Nietos (Identidad y memorial)”— logra transmitir sus propias experiencias personales, pues su madre fue secuestrada y dada por desaparecida durante la dictadura militar. También tiene vigor su recurso a unos realistas dibujos levemente animados en las secuencias que recrean los tiroteos, luchas y persecuciones. Además, en la producción y documentación de la película se aprecia la buena mano del veterano cineasta Luis Puenzo, cuya película “La historia oficial” —sobre los desaparecidos durante la dictadura argentina— ganó en 1985 el Oscar al mejor filme en lengua no inglesa.

   Sin embargo, el guión —del propio Ávila y Marcelo Müller— es bastante irregular, abusa de los subrayados sensibleros y padece una cierta visión parcial de la época, demasiado complaciente y acrítica con los montoneros y comunistas —esas infantiles hagiografías del Che Guevara…—, y poco matizada respecto a los militares argentinos. Con un tono menos ideológico y más ponderado y contenido la película habría ganado mucho, pues refleja con veracidad y fuerza el cariño desconcertado de la familia protagonista —muy bien reflejado en la tensa visita de la abuela— y el tremendo drama de sufrir una infancia clandestina, como sintetiza acertadamente su título y refleja con inusitado patetismo la escena de la conversación telefónica entre Juan-Ernesto y María.(Cope J. J. M.)