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La casa de la alegría.

La casa de la alegría.

  • Valoración moral: Adecuada
  • Año: 2003
  • Dirección: Terence Davies
Drama. Jóvenes y mayores. Basada en la novela homónima de Edith Wharton, narra el desmoronamiento del pequeño gran círculo social y de supuestas amistades en el que se desenvuelve su protagonista. Lilian Bart, -magnífica Gillian Anderson-, es una adorable y hermosa mujer en la cima del éxito entre los miembros de la alta sociedad neoyorquina de principios del siglo XX, que lenta y demasiado tarde, descubre la precariedad de su situación cuando su encanto y belleza comienzan a despertar los celos de los que decían ser sus amigos, convirtiéndose en la diana de intereses indeseables y viles artimañas que provocan su caída "en desgracia" y el rechazo de éstos. El film se desarrolla mecido por la intensificación del carácter libre y digno de la protagonista a medida que el rechazo social se acrecienta, abandonándola a su suerte. La adaptación y realización de esta gran película es obra de Terence Davies, obsesionado con el relato desde su lectura hace ya quince años. De una fuerte linealidad narrativa, todas las secuencias se yuxtaponen mediante hermosísimos fundidos encadenados en los que destacan las ventanas; ventanas que en la progresión del film, como en el irónico destino de la protagonista, pierden la luz radiante de los prados, tornándose cenital hasta la secuencia final, en la que apenas se distinguen los elementos del encuadre. Especialmente bella es la transición hacia el comienzo de la desgracia de Lilian en el viaje a Montecarlo: la cámara, en un travelling perfecto muestra la mansión vacía, los muebles resguardados por grandes sábanas, la luz de los días ya lejanos; de repente, una fina lluvia acompaña a la cámara desde el exterior de la mansión, a lo largo del río, inunda la pantalla con la proximidad de la reverberación de las gotas de agua, se transforma en el reflejo del sol , y en el surcar del yate en una bahía de la Costa Azul. Desde ese momento, la protagonista se convierte en una auténtica heroína, tachada de poco inteligente por su círculo, incapaz en su bondad de aceptar la realidad de un entorno hipócrita y banal. Sutilmente, el espectador percibe la arbitrariedad de los favores otorgados a Lili, tema por otra parte de gran vigencia en la actualidad, en un mundo superficial en el que el dinero es definitorio de las cualidades humanas. La película es una joya cinematográfica. La película es tranquila en su desarrollo y probablemente se hará larga para los jóvenes. El principal valor es la entereza moral de la protagonista para no dejarse vencer por las soluciones fáciles e inmorales que le presenta el mundo en el que vive.