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Líbero

Líbero

Anche libero va bene
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2009
  • Dirección: Kim Rossi Stuart
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Reseña:

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Dirección: Kim Rossi Stuart
Intérpretes: Kim Rossi Stuart, Barbora Bobulova, Alessandro Morace, Marta Nobili, Tommaso Ragno, Alberto Mangiante.
Guión: Linda Ferri, Francesco Giammusso
Música: Banda Osiris
Fotografía: Stefano Falivene
Distribuye en Cine: Sagrera
Duración: 108 min.
Género: Drama

La extraña familia 

    Famoso en Italia, Kim Rossi Stuart tiene a sus espaldas una larga trayectoria como actor teatral –destaca en obras de Shakespeare–, televisivo y cinematográfico, habiendo aparecido en películas como Más allá de las nubes y Las llaves de casa. Ahora debuta como director con este intenso drama, que también protagoniza, y que le perfila como un cineasta a tener muy en cuenta en lo sucesivo. 

    Cuando el film fue estrenado en la sección de la Quincena de Realizadores, del Festival de Cannes, en 2006, fue muy bien recibido por los críticos, algunos de los cuales le comparaban con Truffaut, por tejer una sólida ópera prima sobre la infancia, tema central de Los 400 golpes, aunque las similitudes se acaban ahí, pues de citar algún referente, se diría que bebe mucho más de Vittorio De Sica y de cineastas italianos actuales como Gianni Amelio. 

    El niño “golpeado” en esta ocasión se llama Tommi Benetti, que vive con Renato, su padre, y su hermana, Viola, abandonados por su madre, una mujer inmadura que de vez en cuando se larga con un amante, aunque a veces ha regresado, en busca de una nueva oportunidad. 

    El film retrata sin concesiones los efectos que esta desestructuración ha provocado en toda la familia. El padre, que se siente humillado, se ha convertido en un histérico, lo que le causa graves problemas en su relación con sus hijos. Además, es un tipo caprichoso, que suele tener problemas en su trabajo como operador de cámara en el mundo del cine, por sus enfrentamientos con quienes le contratan. 

    Por su parte, a Viola se le junta la falta de afecto con la entrada en la adolescencia. Quien peor lo pasa es el pequeño Tommi, que apenas ha conocido a su madre, y su relación con el padre medio neurótico es muy difícil. Tommi sueña con ser jugador de fútbol, pero su padre le ha obligado a apuntarse a la escuela de natación, un deporte que al chico no le acaba de apasionar. 

    Kim Rossi Stuart filma con un estilo realista y se luce en varias secuencias de enorme dramatismo, que reflejan la soledad y la violencia psicológica que sufre el protagonista, por culpa del egoísmo de los adultos, cuyos comportamientos ni siquiera entiende en toda su magnitud. 

    Está en una edad decisiva, en la que los acontecimientos le pueden afectar para siempre, y se intuye que se está convirtiendo en una persona insegura, sobre todo en la subtrama en la que el chico descubre el amor. 

    Destaca el momento en el que la madre regresa, aunque se deduce que no por primera vez, y pequeños detalles, como la conversación con otro niño que le pregunta por su madre y Tommi responde “ah, no sé, mi madre va y viene”. 

    Kim Rossi Stuart se apoya en una puesta en escena muy clásica, con pocos movimientos de cámara y un elaboradísimo trabajo de los actores, todos al nivel del propio director, que demuestra una gran calidad, a pesar de que se vio obligado a actuar, en el último momento, tras la renuncia de otro actor. También destaca el jovencísimo Alessandro Morace, que debuta con esta película. (Decine21 / Almudí)