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Rec

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  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2008
  • Dirección: Jaume Balagueró, Paco Plaza
Dirección: Jaume Balagueró, Paco Plaza
Intérpretes: Manuela Velasco, Claudia Font, Manuel Bronchud, Martha Carbonell, Vicente Gil, María Teresa Ortega, Pablo Rosso, David Vert.
Guión: Jaume Balagueró, Paco Plaza, Luiso Berdejo
Fotografía: Pablo Rosso
Distribuye en Cine: Filmax
Duración: 85 min.
Género: Terror

Neorealismo fantaterrorífico 

    Jaume Balagueró (Los sin nombre) y Paco Plaza (Romasanta) rodaron conjuntamente hace años el documental OT: La película. Ahora, codirigen juntos un film de terror, que al fin y al cabo es su especialidad, y que ha ganado el premio al mejor director y a la mejor actriz en el Festival de Sitges. 

    Ángela, una ambiciosa reportera televisiva, acude con un cámara a una estación de bomberos de Barcelona, para hacer un reportaje sobre sus actividades. Aunque no lo confiesa abiertamente, espera que suceda una catástrofe, pues el reportaje tendría más tirón. 

    Tras unas horas aburridas de espera, los bomberos reciben la llamada de unos vecinos que han escuchado unos gritos desgarradores, que salen de la casa de una anciana que se ha quedado encerrada. Aunque parece una operación rutinaria, la mujer se lanza sobre uno de los bomberos, mordiéndole salvajemente... 

    El sencillo argumento remite a El proyecto de la bruja de Blair y 28 días después. Pero los cineastas han filmado la película en forma de falso documental, pues los espectadores siguen la historia como si la vieran a través de la cámara que sigue a la protagonista. 

    Esta sencilla pero efectiva artimaña ofrece la sensación de que estamos asistiendo a acontecimientos reales, a veces filmados en circunstancias extremas, porque los policías no permiten grabar, lo que permite que no se muestre del todo lo que está pasando, sino que más bien se sugiere. 

    También van en esta línea realista las espontáneas interpretaciones de un reparto encabezado por Manuela Velasco, una actriz que sobre todo es presentadora televisiva, como su personaje. Se abusa quizás del histerismo de los personajes, pero el nivel es el adecuado. 

    Balagueró y Plaza critican en cierta medida el afán de morbo de los medios de comunicación. Asímismo, estudian tangencialmente el comportamiento de los reporteros, en situaciones extremas, intentando saltarse por su propio interés. el control de la información, impuesto por una autoridad desbordada. 

    Recogen también la labor de servidores públicos volcados con su trabajo, y capaces de llevar a cabo grandes sacrificios. Queda un tanto coja su levísima sugerencia de que el Vaticano ha intentado solucionar el asunto, utilizando la acción directa, algo que lógicamente no acaba de resultar creíble. 

    En cualquier caso, todo esto queda más bien apuntado y los autores se concentran en su objetivo principal: poner los pelos como escarpias al respetable. Y lo consiguen. Con creces. Los sustos proporcionan la sensación de que el espectador está en una montaña rusa o en el túnel del terror. 

    El film no hace gala de un gran presupuesto ni de sofisticados efectos especiales, sino de un conocimiento profundo de los mecanismos del miedo. Mención aparte merece la promoción, realizada mediante imágenes que mostraban al público asustado durante una proyección y que llamaron la atención, sin una gran inversión en publicidad. 

    Como ya se ha dicho, lo mejor del filme es su aungustiosa inmediatez,  pues está rodado como un reportaje directo. Esta opción asegura la eficacia de los sustos e introduce al espectador en la misma atmósfera que respiran los protagonistas. 

    Sin embargo, esa eficacia se va fracturando por culpa de las faltas de naturalidad de algunos actores y, sobre todo, por la escasa hondura de un guión plagado de lugares comunes, excesivo en sus sanguinolencias y palabrotas, y ridículo en su giro final diabólico-religioso. (decine21 / Almudí JD-AC)