Realismo, coherencia y filiación

Homilía del Papa Francisco en santa Marta

Según Jesús, ¿cómo tiene que ser el amor entre nosotros? El evangelio de hoy recoge el diálogo del Señor con sus discípulos sobre el amor fraterno. Jesús nos dice que debemos amar al prójimo, pero no como los fariseos, que no eran coherentes sino ideólogos. Su actitud no era de amor, sino de indiferencia hacia el prójimo. El Señor nos da tres criterios.

El primero, un criterio de realismo: de sano realismo. Si tienes algo contra otro y no puedes arreglarlo, busca una solución; por lo menos, ponte de acuerdo: “ponte de acuerdo con tu adversario, mientras vas de camino”. No será lo ideal, pero el acuerdo es algo bueno. Es realismo: el esfuerzo por lograr un acuerdo, aunque haya quien lo considere demasiado vulgar. Para salvar muchas cosas hay que llegar a un acuerdo: uno da un paso y el otro da otro paso y, al menos, hay paz: una paz muy provisional, pero paz al fin y al cabo. Jesús habla de la capacidad de lograr acuerdos entre nosotros para superar esa justicia de los fariseos y de los doctores de la ley. Hay muchas situaciones humanas, pero mientras estemos en camino, lleguemos a un acuerdo: así paramos el odio, la lucha entre nosotros.

El segundo criterio que nos da Jesús es el criterio de la verdad. Hablar mal de otro es matarlo, porque en su raíz está el mismo odio, es como matarlo de otra manera: murmuración, calumnia, difamación. Jesús nos advierte: quien llama a su hermano estúpido lo está matando, porque tiene la raíz del odio. Pensamos que no matar al hermano es no asesinarlo, pero no: no matarlo es no insultarlo. El insulto nace de la misma raíz que el crimen: el odio. Si no tienes odio, y no matarías a tu enemigo, tampoco insultes a tu hermano. Y eso que buscar insultos es una costumbre muy común entre nosotros. Hay gente que para expresar su odio contra otro tiene una capacidad de insultar impresionante. Y eso hace daño: gritar, insultar... ¡No! ¡Seamos realistas! El criterio del realismo, el criterio de la coherencia: ni matar, ni insultar.

El tercer criterio que nos da Jesús es un criterio de filiación. Si no debemos matar al hermano es porque es mi hermano, es decir, tenemos el mismo Padre. No puedo ir al Padre si no estoy en paz con mi hermano. No hables con el Padre si no estás en paz con tu hermano, al menos con un acuerdo. No hables con el Padre sin estar en paz con el hermano.

Tres criterios: un criterio de realismo, un criterio de coherencia (o sea, no matar ni siquiera insultar, porque quien insulta mata) y un criterio de filiación (no puedo hablar con el Padre si no puedo hablar con mi hermano). Y así se supera la justicia de los escribas y fariseos. Este programa no es fácil, pero es lo que Jesús nos indica para seguir adelante. Pidámosle la gracia de poder avanzar en paz entre nosotros, aunque sea con acuerdos, pero siempre con coherencia y espíritu de filiación.