“Dar ejemplo de fe a los niños”

Homilía de la Misa en Santa Marta

¿Cómo se trasmite la fe en la era digital? Con la modalidad que más puede ayudar a quien vive constantemente estimulado por las imágenes: el ejemplo. Hoy esta capilla de Santa Marta parece una JMJ en miniatura —con este grupo de niños de una parroquia romana—, parece la Misa de los niños, y mirar a los niños es mirar una promesa, mirar al mundo que vendrá. Pero, ¿qué le dejamos a nuestro futuro? ¿Enseñemos lo que hemos escuchado en la primera lectura: caminar en el amor y en la verdad? ¿O lo enseñamos con las palabras, pero nuestra vida va por otro sitio? ¡Para nosotros, mirar a los niños es una responsabilidad! Un cristiano tiene que cuidar de los niños y trasmitir la fe, trasmitir lo que vive, lo que está en su corazón. ¡No podemos ignorar a las plantas que crecen!

Todo depende de tener la actitud conveniente ante los niños. ¿Cómo es mi actitud? ¿Es una actitud de hermano, de padre, de madre, de hermana, que le ayuda a crecer, o es una actitud de distanciamiento: “ellos crecen y yo hago mi vida”? Todos tenemos la responsabilidad de dar lo mejor que tenemos, y lo mejor que tenemos es la fe: ¡dársela a ellos, pero con el ejemplo! Solo con palabras no sirve. ¡Hoy las palabras ya no sirven! En este mundo de la imagen, todos estos tienen móvil, y las palabras no sirven. ¡Ejemplo! ¡Ejemplo! ¿Qué les doy yo?

¿Para qué habéis venido a Misa? —“Para verte” (dice un niño). Sí, a mí también me gusta veros a vosotros. ¿Habéis hecho ya la Primera Comunión y la Confirmación? El Bautismo sí, que es el que abre la puerta a la vida cristiana y da lugar, enseguida, a un largo camino que dura toda la vida. Es el recorrido que acabamos de escuchar en la Carta de Juan: Caminar en la verdad y en el amor. Más adelante, llegarán los demás sacramentos, como el matrimonio. Pero ese camino es importante vivirlo, saberlo vivir como Jesús. En esos sacramentos… Os pregunto: ¿la oración es un sacramento? ¡Más fuerte! —“¡No!” Es verdad, no lo es. La oración no es un sacramento, pero ¡hay que rezar! ¿No sabéis si tenéis que rezar? Sí, hay que rezar al Señor, a Jesús, a la Virgen, para que nos ayuden en ese camino de la verdad y del amor. ¿Lo habéis entendido? Habéis venido a verme, ¿quién era el que lo había dicho? Tú, es verdad. Pero también a ver a Jesús. ¿De acuerdo? ¿O dejamos de lado a Jesús? —“¡No!”. Ahora vendrá Jesús al altar, ¡y lo veremos todos! ¡Es Jesús! En ese momento, tenemos que pedir a Jesús que nos enseñe a caminar en la verdad y en el amor. ¿Lo decimos juntos? (todos a la vez) Caminar en la verdad y en el amor.