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  • ‘Los pilares que sostienen el único gran edificio de la Iglesia’

‘Los pilares que sostienen el único gran edificio de la Iglesia’

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Escrito por Francisco
Publicado: 26 Septiembre 2013
El Papa explicó, durante la Audiencia general de ayer, la unidad como característica fundamental de la Iglesia

Rome Reports / VIS

Durante la catequesis de la Audiencia general de ayer el Papa Francisco explicó la unidad como característica fundamental de la Iglesia. Francisco dijo que a pesar de la diversidad de las culturas en las que está presente la Iglesia, se debe vivir en unidad, sin hacer grupos cerrados. El Papa pidió especialmente a todos los cristianos que recen por los que sufren persecución

.

      La unidad de la Iglesia, esparcida por el mundo, ha sido el tema elegido por Francisco para la catequesis de la audiencia general de los miércoles en la que han participado más de 40.000 personas. «En el Credo −ha dicho− profesamos la fe en la Iglesia que es una; es decir que la Iglesia es única y es en sí misma unidad... aunque esté esparcida en todos los continentes».

      La unidad en la fe, en la esperanza, en la caridad, en los sacramentos y el ministerio, son «como los pilares que sostienen el único gran edificio de la Iglesia. A cualquier lugar que vayamos, incluso en la parroquia más pequeña en el rincón más escondido de la tierra, hay una única Iglesia; estamos en casa, estamos en familia, estamos entre hermanos y hermanas, Y este es un gran don de Dios. La Iglesia es una sola para todos. No hay una Iglesia para los europeos, una para los africanos, una para los americanos, una para los asiáticos, una para los que viven en Oceanía: es la misma siempre. Es como una familia: se puede estar lejos, esparcidos por el mundo, pero los lazos profundos que unen a todos sus miembros siguen siendo estrechos, a pesar de la distancia».

      El Papa ha recordado al respecto la reciente Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro donde había tantos rostros, lenguas y lugares de procedencia, y sin embargo se sentía «una unidad profunda, se formaba una Iglesia sola, estábamos todos juntos y se sentía». «Vamos a preguntarnos: ¿Yo como católico siento esta unidad... la vivo? ¿O no me interesa porque...soy de aquellos que privatizan a la Iglesia para su propio grupo, para su propia nación o sus propios amigos? Es triste encontrar una Iglesia privatizada por este egoísmo y esta falta de fe. ¿Rezamos unos por los otros? Os pregunto: ¿Cuantos de vosotros rezáis por los cristianos perseguidos, por ese hermano o esa hermana que sufren a consecuencia de su fe? Es importante mirar fuera del recinto y sentirse Iglesia, única familia de Dios».

      La segunda cuestión abordada por Francisco ha sido la de las heridas a esta unidad porque «a veces surgen incomprensiones, conflictos, tensiones, que la hieren y entonces la Iglesia no tiene el rostro que quisiéramos; no manifiesta la caridad, ni lo que Dios quiere. Somos nosotros los que creamos rupturas. Y si miramos a las separaciones que todavía hay entre los cristianos, católicos, ortodoxos, protestantes... sentimos la fatiga de lograr que esta unidad sea plenamente visible. Es necesario buscar y construir la comunión, educarnos a ella y a superar incomprensiones y divisiones... Nuestro mundo necesita unidad... reconciliación, comunión y la Iglesia es casa de comunión».

      Citando la Carta de San Pablo a los Efesios, el Papa ha reiterado que para conservar la unidad hacen falta «humildad, dulzura, magnanimidad y amor» pero que ésta no es, en primer lugar, fruto de nuestros esfuerzos sino que procede del Espíritu Santo que recrea constantemente la Iglesia y es artífice de «la unidad en la diversidad, porque el Espíritu Santo es armonía». Y ha concluido pidiendo a Dios, como en la oración de San Francisco, que nos ayudase a no ser nunca instrumentos de división sino a llevar amor donde hay odio, perdón donde hay ofensa y unión donde hay discordia.

Resumen de la catequesis en español

    Queridos hermanos y hermanas:

      En el Credo profesamos la fe en «la Iglesia, que es una». En efecto, la Iglesia es única y es en sí misma unidad, aunque esté esparcida por todo el mundo y haya muchas diversidades. Lo hemos visto en la reciente Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro: tantos rostros, tantas lenguas, tantos lugares de proveniencia, pero una sola Iglesia, como una gran familia, unidos como hermanos en una misma fe y esperanza, en la caridad y en los sacramentos, en el ministerio apostólico instituido por Cristo.

      ¿Vivimos así, o estamos encerrados en nosotros mismos o en nuestro propio grupo? ¿Nos preocupamos por los demás, aunque estén lejos? ¿Rezamos por ellos? Especialmente por los cristianos perseguidos. A veces surgen tensiones y conflictos que hieren la unidad de la Iglesia, pero somos nosotros quienes las provocamos.

      Y una de las cosas que más desunen a la Iglesia es el 'chismerío', un cristiano no puede ser 'chusma', no puede andar hablando mal de otros, le conviene primero morderse la lengua y después hablar mal de otros.

      Por eso hay que fomentar siempre la comunión en todos los ámbitos de la vida para crecer en la unidad que Dios nos da, y también para favorecer el camino ecuménico. Y, como esta unidad no es fruto de acuerdos humanos, sino obra del verdadero artífice, el Espíritu Santo, hemos de pedirla con perseverancia en la oración.

      Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a la comunidad del Colegio Mexicano de Roma, a las peregrinaciones diocesanas de Tarazona, con su Obispo Eusebio Hernández, y de Tortosa, con su Obispo, Enrique Benavent, así como a los demás grupos venidos de España, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México y otros países latinoamericanos.

      Muchas gracias.

 

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