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10.000 km.

10.000 km.

10.000 km.
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2014
  • Dirección: Carlos Marques-Marcet

Contenidos: Imágenes (frecuentes y prolongadas X+), Diálogos (varios D)

Dirección: Carlos Marques-Marcet. País:EspañaAño: 2014. Duración: 98 min. Género: Dramaromance.Interpretación: Natalia Tena (Alex), David Verdaguer (Sergi).Guion: Carlos Marques-Marcet y Clara Roquet. Producción: Tono Folguera, Sergi Moreno y Jana Díaz Juhl. Fotografía: Dagmar Weaver-Madsen. Montaje: Juliana Montañés y Carlos Marques-Marcet. Dirección artística: Laia Ateca. Vestuario: Vinyet Escobar.Distribuidora: AvalonEstreno en España: 16 Mayo 2014.

Reseña:

   La fotógrafa Alex (Natalia Tena) y el profesor Sergio (David Verdaguer) son una feliz pareja de Barcelona que, tras siete años de relación, se han decidido a tener un hijo. Pero a Alex le ofrecen una beca de un año en Los Ángeles. 365 días de relación a distancia, dos ordenadores, dos ciudades y decenas de videoconferencias. ¿Puede el amor sobrevivir a 10.000 km de distancia?.

   He aquí el interesante dilema que plantea este primer largometraje del barcelonés Carlos Marques-Marcet, galardonado en el Festival de Málaga 2014 con cinco premios, incluidas las Biznagas a mejor película, director y actriz. Parece demasiado reconocimiento. Ciertamente, Marques-Marcet dirige con vigor a Natalia Tena y David Verdaguer, y oxigena la extrema intimidad del relato —similar a la de “Stockholm”, de Rodrigo Sorogoyen— con una inteligente puesta en escena, en la que aprovecha los diversos formatos y recursos de las nuevas tecnologías: Skype, WhatsApp, Facebook, Google Maps...

   Sin embargo, su retrato de la perplejidad vital y afectiva de los protagonistas, dominados por el afán de autorrealización, se agota en esta simple idea, no ofrece contrapuntos diversos, y acaba resultando reiterativo, epidérmico y excesivo en sus estallidos melodramáticos. Además, Marques-Marcet carga la mano en varias explícitas escenas sexuales —como el larguísimo plano-secuencia inicial—, que ralentizan el ritmo narrativo, ya de por sí un tanto cansino. Tampoco sus toscos golpes de humor ayudan a mejorar el resultado final.(Cope J. J. M.)