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10.000 noches en ninguna parte

10.000 noches en ninguna parte

10.000 noches en ninguna parte

Contenidos: Imágenes (varias X), Diálogos (varios D), Ideas (presentación acrítica de familias desestructuradas, erotismo, pesimismo muy cerrado a la trascendencia F+)

Dirección y guion: Ramón Salazar. País:EspañaAño: 2013. Duración: 113 min. Género: DramaInterpretación: Andrés Gertrúdix (el hijo), Lola Dueñas (la amiga), Najwa Nimri (Claudia), Susi Sánchez (la madre). Producción: Roberto Butragueño y Ramón Salazar. Música: Najwa Nimri e Iván Valdés. Fotografía: Ricardo de Gracia y Miguel Amoedo. Montaje: Ramón Salazar y Abián Molina. Diseño de producción: Alejandro Prieto Barral. Vestuario: Clara Bilbao.Distribuidora: Elamedia. Estreno en España: 9 Mayo 2014.

Reseña:

   Tras ganar numerosos premios y elogios con su cortometraje “Hongos”, el malagueño Ramón Salazar debutó en 2002 en la larga distancia con la interesante pero fallida “Piedras”, intenso drama de desamores entrecruzados. 

   Tres años después, se estrelló en el penoso musical “20 centímetros”, sobre las desventuras de un transexual con narcolepsia, que se prostituye para poder operarse. Ahora, cambia radicalmente de registro en “10.000 noches en ninguna parte”, discutido drama existencial, nominado a diversos galardones y que le ha valido a la valenciana Susi Sánchez el Premio 2013 de la Unión de Actores a la mejor actriz protagonista de cine, así como la nominación al Goya 2013 a la mejor actriz de reparto.

   El protagonista es un joven (Andrés Gertrudix) ingenuo, pasivo y taciturno, que vive tres vidas paralelas en tres ciudades diferentes. En Madrid lleva una vida gris y monótona, dramáticamente marcada por el cuidado de su madre (Susi Sánchez), una mujer posesiva, promiscua y alcohólica, que se lleva fatal con su egoísta hija (Rut Santamaría). 

   En París, el joven mantiene un idílico romance con una luminosa amiga de la infancia (Lola Dueñas), que parece haberle esperado desde entonces. Y en Berlín es acogido en su piso por la atormentada pintora Claudia (Najwa Nimri), que no contabiliza el tiempo vital en años, sino en noches, y que vive en bohemio y hedonista trío con sus amigos Ana (Paula Medina) y León (Manuel Castillo).

   Salazar confirma su personalidad visual, esta vez al estilo poético de Terrence Malick, aunque con texturas diversas para cada subtrama, muy bien subrayadas por la evocadora banda sonora de Iván Valdés. Además, muestra buen pulso en el entrelazamiento de los variados hilos narrativos y una notable capacidad como director de actores, palpable especialmente en las intensas interpretaciones de Susi Sánchez, Lola Dueñas y Paula Medina, quizás porque se han sabido adaptar mejor a su singular modo de dirigirlas, casi sin guion previo y con amplísimos márgenes para la improvisación. 

   Más discutible resulta el pasmado laconismo de Andrés Gertrudix, que pone de manifiesto la excesiva complejidad de su personaje y de sus andanzas, muy distanciadora de cara al público no iniciado. Al final de la película queda más o menos claro que la historia de Madrid refleja la dura realidad del protagonista, la de París sus nostálgicos e infantiles sueños románticos, y la de Berlín sus adultos deseos sexuales y de pertenencia. Pero cuesta mucho seguirlas e integrarlas durante su desarrollo, lo que les resta autenticidad y capacidad emocional.

   Por otra parte, la película no profundiza demasiado en los peliagudos conflictos dramáticos y morales que plantea, se enroca en un pesimismo muy cerrado a la trascendencia y se limita a constatar el lastimoso desconcierto vital y afectivo que sufren hoy día tantas personas, jóvenes y maduras, marcadas por la desestructuración de sus familias, una desquiciada y autodestructiva búsqueda del placer —sobre todo sexual— y una llamativa falta de ilusiones y proyectos.

   Temas todos ellos de gran interés, que Ramón Salazar apunta con bastante honestidad, pero sobre los que lanza escasas luces, más allá de la sacrificada y edípica dedicación del protagonista a su patética madre, en la que se adivina una posible relación incestuosa, al igual que con su hermana. Demasiado sórdido, demasiado rebuscado y demasiado epidérmico. (Cope 
J. J. M.)