Aleksandra

Dirección: Aleksandr Sokurov
Intérpretes: Galina Vishnevskaya, Vasily Shevtsov, Evgeni Tkachuk, Rustam Shahgireev, Alexander Aleshkin, Alexander Udaltsov.
Guión: Aleksandr Sokurov
Música: Andrei Sigle
Fotografía: Aleksandr Burov
Distribuye en Cine: Sagrera
Duración: 95 min.
Género: Drama

Las huellas de la guerra 

    Aleksandra, una anciana, viaja aprovechando el transporte de un convoy militar ruso. Viaja a una zona de guerra innombrada, aunque se trata evidentemente de Chechenia. Cuenta con un permiso escrito que le permite hacer el desplazamiento, pues aquello es bastante inusual. Aleksandra va a visitar a su nieto Denis, capitán en un campamento militar, y la única familia que le queda. 

    Sensible película del ruso Aleksandr Sokurov. Cine de autor con mayúsculas, contemplativo y muy humano, lanza una mirada a la guerra diferente, nada politizada ni cargada de amargos reproches. Su cámara es testigo mudo de las andanzas de la protagonista, interpretada de modo formidable por Galina Vishnevskaya, conocida en su país como soprano, toda una leyenda de la lírica rusa. 

    Y la vemos atenta a su nieto, del que sabe por sus medias palabras que ha intervenido en acciones brutales, y que sus manos están manchadas de sangre; comunicativa con los soldados, ya sea el comandante al mando, o los reclutas que le piden cigarrillos; y abierta a la población local de la aldea cercana, hasta el punto de entablar amistad con una lugareña. Es espléndido este personaje de Aleksandra, mujer recia, que se esfuerza en sobrellevar su soledad, piadosa, caritativa. 

    El ritmo es conscientemente parsimonioso, y no se dan los excesos del cine americano reciente, donde las películas sobre Irak arrastran un terrible complejo de culpa, que empuja a los directores a mostrar el lado más brutal de los soldados. Aquí eso no se oculta, pero sobre todo vemos personas. El plano de los edificios bombardeados es más elocuente que mil discursos antibélicos; o la mirada de odio de un joven checheno, que rehúsa vender tabaco a una mujer rusa. 

    Resulta maravilloso como entra la música en las escenas, o cómo "pinta" Sokurov en el lienzo de la pantalla. Sirva de botón de muestra la escena de la llegada al campamento en la oscuridad que precede al amanecer, con la cámara recorriendo las tiendas hasta llegar a un chorro de luz que, descubrimos, procede del carro de combate que transporta a Aleksandra.

Aleksandra no es una película fácil de ver. La película provoca un continuo desasosiego; el ambiente es inquietante, amenazador y algo surrealista. Hay que concluir que también se trata de una fábula, que Aleksandra sería la madre Rusia que aboga por la familia, que a todos quiere y que lamenta –sin estridencias- muchas cosas.(Decine21 / Almudí JD-AC)