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Atanarjuat, la leyenda del hombre veloz

Atanarjuat, la leyenda del hombre veloz

Atanarjuat
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2009
  • Dirección: Zacharias Kunuk
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Reseña

Dirección: Zacharias Kunuk
Intérpretes: Natar Ungalaaq, Sylvia Ivalu, Peter-Henry Arnatsiaq, Lucy Tulugarjuk, Madeline Ivalu, Pauloosie Qulitalik.
Guión: Paul Apak Angilirq, Norman Cohn, Zacharias Kunuk, Herve Paniaq, Pauloosie Qulitalik
Música: Chris Crilly
Fotografía: Norman Cohn
Distribuye en Cine: Karma Films
Duración: 172 min.
Género: Drama

Historia de un esquimal 

    En el vasto ártico canadiense, el pueblo inuit ha vivido durante generaciones con una leyenda que ahora vuelve a la vida. En un tiempo en el que el mundo de los espíritus y del hombre comparten una paz común, un chamán conjurará un hechizo de oscuridad para dividir a una tribu. 

    Atanarjuat (Natar Ungalaaq) es el objeto de su ira. El chamán se apoderará de su mujer, matará a su hermano y lo condenará al exilio. Pero para un auténtico inuit como Atanarjuat, las distancias no existen.

    Los esquimales tienen una forma de vida tan diferente, que han dado juego en el celuloide, en Nanook, el esquimal, de Robert J. Flaherty, obra maestra del documental mudo, y Los dientes del diablo, de Nicholas Ray. Esta producción canadiense es la primera película rodada íntegramente en 'inuit', el lenguaje de los esquimales. 

    El debutante Zacharias Kunuk se basa en una antigua leyenda que le han contado los ancianos esquimales, y que ha pasado de padres a hijos durante generaciones. El director ha recurrido a intérpretes no profesionales que le dan una gran autenticidad a la cinta. 

    Juega en su contra un ritmo premioso y su duración excesiva, teniendo en cuenta que la acción tarda en arrancar. Sin embargo, la fotografía del círculo polar ártico es fascinante, y el film tiene un gran valor documental, como testimonio de la vida cotidiana de los lugareños. 

    Recoge detalles de lo más fascinante, como el desplazamiento en trineo, la preparación de la comida, las cacerías de focas, e incluso la construcción de un iglú, en una secuencia que remite directamente a la citada obra de Flaherty. 

    Al parecer, Flaherty tuvo que falsear el tamaño del iglú para poder meter dentro las pesadas cámaras de la época, pero Kunuk ha podido rodar en uno de tamaño real, gracias a las ligeras cámaras digitales actuales. Sabe retratar a sus personajes con gran humanidad, y acaban resultando muy cercanos sus problemas, pues es una historia universal sobre la codicia, la infidelidad conyugal y la importancia de la familia. (Dedine21 / Almudí)


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