películas
August Rush
Destacada

August Rush

August Rush
  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2008
  • Dirección: Kirsten Sheridan
Contenidos ---Imagen (nacimiento de August S)

Reseña:

Dirección: Kirsten Sheridan
Intérpretes: Freddie Highmore, Keri Russell, Jonathan Rhys Meyers, Robin Williams, Leon G. Thomas III, Terrence Howard, William Sadler.
Guión: Nick Castle, James V. Hart
Música: Mark Mancina
Fotografía: John Mathieson
Distribuye en Cine: Baditri
Duración: 100 min.
Género: Drama

Música y lágrimas 

    Buenas intenciones no le faltan a la directora, Kirsten Sheridan, la hija del extraordinario cineasta irlandés Jim Sheridan, que pretende equilibrar realismo y magia, al estilo de En América, una buena película de su padre, con la que comparte el tema central: los lazos familiares. 

    Sin embargo, la cineasta no tiene todavía la maestría y el oficio de su progenitor, por lo que el resultado se queda a años luz. Para filmar un cuento irreal que resulte convincente y que el espectador llegue a aceptar los aspectos ‘mágicos’ de la trama y dejarse llevar, es necesario el talento de un Frank Capra, y no es éste el caso. 

    Atención a un argumento que no tiene desperdicio. Louis, cantante de rock, acude a contemplar la luna en la azotea de un edificio, por la que pasaba casualmente Lyla, una violonchelista. Surge súbitamente el amor y ambos pasan la noche juntos. Al día siguiente, el enojadísimo padre de Lyla se lleva para siempre a su hija lejos de su amado Louis. 

    Ella se ha quedado embarazada, pero justo cuando va a dar a luz sufre un accidente de coche. Como tiene al niño estando en coma, el maquiavélico padre de ella entra en acción nuevamente, y le dice a Lyla que ha perdido al niño. Así lo da en adopción a escondidas y acaba en un orfanato. Curiosamente el pobre muchacho, un prodigio de la música, asegura que puede escuchar la voz de sus padres, a pesar de que éstos, ¡no saben ni que existe! 

    El principal escollo del film es el guión, a pesar de estar coescrito por James V. Hart, veterano responsable de Drácula, de Bram Stoker, (sobre un vampiro obsesionado con su amada perdida), de Hook (donde tocó el tema de la infancia y la separación familiar), y de Contact (sobre una mujer obsesionada con su padre perdido). Hart no estaba ni de lejos inspirado, pues a veces recurre a giros de folletín decimonónico, y muchísimas veces a las grandes casualidades (encuentros improbables padre-hijo, madre-asistente social que el día antes ha estado con su hijo, y hasta madre-padre-hijo en un Nueva York que parece un pueblo de dos calles). 

    Numerosos cabos no acaban de cuadrar: ¿Cómo pudo el padre convencer a su hija de que su bebé ha muerto y darlo en adopción? ¿Ninguna enfermera mencionó al bebé? Un niño prodigio, pero muy que muy prodigio aprende solfeo, ¡en dos minutos!... 
    
    Los diálogos, estilo “he venido aquí siguiendo la música”, son poco creíbles, rebuscados y cursis, especialmente en la escena del tejado donde se conocen los padres del protagonista. Y los momentos supuestamente emotivos, acaban siendo sensibleros y edulcorados. 

    A su favor cuenta con evocadores números musicales (el film es soterradamente casi un musical) y con un estupendo reparto. Freddie Highmore (Charlie y la fábrica de chocolate, Descubriendo Nunca Jamás) es uno de los niños actores más expresivos del cine reciente. Keri Russell y Jonathan Rhys Meyers son bastante eficaces. Y Robin Williams es ideal para un personaje muy oscuro, con un lado paternal, descaradamente calcado del Fagin, de Oliver Twist. Además, tiene buen fondo, pues aboga por la unión familiar y sugiere que existe un vínculo invisible entre padres e hijos. 

    August Rush es un cuento navideño, con todos sus pros y sus contras. Es cierto que Sheridan no es Capra y que el guión, a ratos, es inverosímil (como ocurre en casi todos los cuentos) y roza peligrosamente el exceso melodramático. Pero salvados estos escollos, a la joven realizadora irlandesa le ha quedado una película más que correcta; con un buen reparto y un mejor casting –poner a Robin Williams de malo es un acierto–, una original banda sonora y un planteamiento muy positivo que incluye un simpático elogio de la fe y de la familia. (decine21 / Aceprensa / Almudí ER-JD)