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Baarìa

Baarìa

Baarìa - La porta del vento
  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Adecuada
  • Año: 2010
  • Dirección: Giuseppe Tornatore

Contenidos: ---


Reseña:


Año de producción: 2009

País: Francia, Italia

Dirección: Giuseppe Tornatore

Intérpretes: Monica Bellucci, Raoul Bova, Michele Placido, Ángela Molina, Laura Chiatti, Enrico Lo Verso, Luigi Lo Cascio, Nicole Grimaudo

Guión: Giuseppe Tornatore

Música: Ennio Morricone

Fotografía: Enrico Lucidi

Distribuye en Cine: Tri Pictures

Duración: 150 min.

Género: Comedia, Drama


El gran lienzo siciliano


          Una historia divertida e inteligente de grandes pasiones y apasionados sueños utópicos. Una familia siciliana representada a través de tres generaciones: desde Cicco, a su hijo Peppino y llegando hasta su nieto Pietro… Con un leve toque a la vida privada de estos personajes y la de sus familias, la película evoca los amores, los sueños y las decepciones de toda una comunidad en la provincia de Palermo desde 1930 hasta 1980.


          Durante el período fascista, Cicco es un humilde pastor que, sin embargo, encuentra tiempo para alimentar su pasión: los libros, los poemas épicos, las grandes y populares novelas románticas. En los días en los que la gente sufría el hambre de la Segunda Guerra Mundial, su hijo Peppino es testigo de innumerables casos de injusticia y descubre una pasión por la política. Después de la guerra, ocurre su fatídico encuentro con la mujer de su vida. Una relación a la que todos se oponen porque Peppino se ha hecho comunista…


          La vida sigue igual después de los 150 minutos de "Baarìa":  y eso es mala cosa. El director lleva al culmen su tendencia a la hueca sensiblería nostálgica en un ejercicio de folclorismo agotador (Almudí JD)


          Potente superproducción con la marca de la casa de su director Giuseppe Tornatore, o sea, nostalgia, nostalgia y más nostalgia.  Quizá el mayor defecto que puede sacarse a esta película de proporciones épicas de Tornatore es su levedad, una asumida ligereza. Domina el tono amable, cosa que es de agradecer, no se cae en el maniqueísmo tramposo y facilón, pero el precio que se paga es la ausencia de verdadero dramatismo, no vibramos con los avatares de los personajes, o al menos no demasiado. 


          Y es que en el fondo, tampoco están demasiado perfilados, apenas unos rasgos elementales de tipo impresionista, que permiten sacar adelante pasajes con cierto tono de sainete, peligrosamente cercanos al estereotipo, o cansinos por lo repetitivo (Decine21). LEER MÁS