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Bellos suicidios

Bellos suicidios

Bellos suicidios
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2011
  • Dirección: Rafael Gordon

Contenidos: Imágenes (varias S), Diálogos (varios D)

Reseña:

Año de producción: 2011
País: España
Dirección: Rafael Gordon
Intérpretes: María José Sarrate, Teresa Soria, Arantxa Martínez, Violeta Brazhnicova, María Rosenfeldt, José Luis Senderrubias
Guión: Rafael Gordon
Música: David Iturrubia
Fotografía: Juan Masides
Distribuye en Cine: Pirámide Films
Duración: 90 min.
Género: Documental, Drama

Buscando sentido

   En un centro de rehabilitación para personas que han intentado suicidarse y están en riesgo de volver a intentarlo, tres hermosas jóvenes —Ana, Silvia y Virginia— asisten a sesiones de terapia. En el transcurso de dichas reuniones, el espectador va conociendo la vacuidad y ausencia de rumbo de sus vidas, lo que les ha llevado a desear la muerte.

   El guionista y director Rafael Gordon prosigue fiel a su estilo, altamente dialógico con proyectos muy singulares, alejados de los gustos del gran público. Eso sí, vuelve a centrarse en el universo femenino, con un cierto aire de rodaje casero, prefabricado, siempre en estancias cerradas y poco naturales, pero en donde se cuidan mucho los colores y los encuadres.

   Volvemos a estar ante un film de contenido 'gordiano', muy arriesgado por lo extraño y experimental, que va un kilómetro más allá del cine de 'arte y ensayo'. Porque el resultado se parece más a una colección de escenas con diálogos filmados, con parrafadas muy teatrales cuyas frases invitan al espectador a rebuscar un significado oculto y donde se ofrecen reflexiones deslavazadas sobre temas importantes de la sociedad moderna: enfermedades de un mundo opulento que invita al suicidio. Se habla de una falsa y literaria mitología suicida, de Dios y la muerte, de los traumas de la infancia, de la tristeza y el miedo, de la culpa... Pero Gordon nunca es claro, es casi surrealista, exigente, desconcertante a veces. En este caso, deja al espectador solo para que saque sus conclusiones, al hilo de las frases grandilocuentes de sus personajes, de sus historias, de lo que se dice, se entredice o no se dice...

   En el filme, la esperanza irrumpe a través del dolor compartido, la amistad sincera, el arrepentimiento, el amor más allá de la pulsión sexual y la fe en Dios. Un Dios que “es modesto y sólo da pistas de su existencia”, y que “nunca golpea con las dos manos” porque es padre y madre. Por eso, “amar a Dios y vivir son la misma cosa. Dios es la vida”.

   Gordon, otras veces tan certero, ofrece un discurso errático que no acaba de funcionar. La mayoría de las escenas resultan impostadas e incluso por momentos el conjunto puede resultar muy artificioso y pedante. Lástima que el trabajo del reparto tampoco sea demasiado sólido. Una película compleja, difícil e inclasificable, pero que deja poso, sobre todo cuando se recuerda y se piensa  (Decine21 / Almudí JD). LEER MÁS