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Cautiva

Cautiva

Cautiva
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2007
  • Dirección: Gaston Biraben
Dirección: Gaston Biraben
Intérpretes: Bárbara Lombardo, Susana Campos, Hugo Arana, Osvaldo Santoro, Noemí Frenkel, Lidia Catalano.
Guión: Gaston Biraben
Música: José Luis Castiñeira de Dios
Fotografía: Abel Peñalba, Carlos Torlaschi
Distribuye en Cine: Jesús Díaz Navarro
Duración: 115 min.
Género: Drama

Descubrimiento 

    De la noche a la mañana Cristina, una adolescente argentina, se entera de que los que creía sus padres no lo son, y que se llama Sofía. Un juez le explica que una prueba de ADN certifica que sus padres eran dos arquitectos desaparecidos durante la dictadura. La joven sufre así una dura prueba, con su recién descubierta familia (la abuela, tíos y primos) y las dudas acerca los que hasta ahora veía como sus progenitores. 

    Debut como guionista y director del argentino Gastón Biraben, que antes había desarrollado un amplio currículum en Hollywood como ingeniero de sonido. El film, con didactismo algo obvio, trata de arrojar luz sobre la tragedia de los desaparecidos por la persecución política en su país. 

    Así, nos proporciona la mirada prístina de Sofía, que en clase veía las alusiones de una compañera a aquello como algo distante, y que de pronto, a la fuerza, debe tratar de averiguar la verdad, porque le afecta personalmente. De modo que sus descubrimientos sobre las torturas infligidas a su familia de sangre y el tráfico de bebés, son también los del espectador. 

    Biraben enmarca su historia en el mundial de fútbol de Argentina, como modo de contraponer el orgullo patrio del triunfo de la selección con la vergüenza por los hechos del pasado. Aunque el planteamiento de la crisis de identidad es sugestivo, una vez conocido, la cosa se estanca, la trama se prolonga sin excesiva progresión. 

    Eso sí, se agradece el intento de no cargar las tintas en la actitud de los padres adoptivos, cuyo amor por la chica no se discute. Hay un esfuerzo por no ser maniqueos, pero el arranque –la frialdad y falta de humanidad de las monjas cuando el juez reclama a la chica– resulta un tanto increíble, descoloca un tanto; mientras que el personaje de la amiga, con múltiples contactos con familiares de desaparecidos, además de propiciar una absurda escena exhibicionista, es un recurso facilón y poco verosímil, insertado para facilitar el camino de Sofía en su búsqueda de la verdad. Imágenes a suprimir. (decine21 / Almudí)