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Colegas en el bosque

Colegas en el bosque

  • Público apropiado: Todos
  • Valoración moral: Adecuada
  • Año: 2007
  • Dirección: Jill Culton
CONTENIDOS: --- Dirección: Jill Culton, Roger Allers, Anthony Stacchi Guión: Steve Bencich, Ron J. Friedman, Nat Mauldin Montaje: Pamela Ziegenhagen-Shefland Música: Paul Westerberg, Ramón Djawadi Distribuidora: Sony Duración: 99 minutos Público Adecuado: Todos La multinacional Sony se une a Disney, DreamWorks (Madagascar) y Fox (Ice Age) en la tarea por sacar tajada de la taquilla infantil, con una cinta de animación en 3D bajo el título en España de Colegas en el Bosque. Y lo hace ciñéndose sin grandes complicaciones a la exitosa fórmula de sus competidoras: animales antropomórficos, mensaje ecologista, dosis elevadas de humor, ritmo trepidante y acabado notable. Colegas en el bosque sigue las aventuras de Boog, un oso domesticado que vive cómodamente en el garaje de Beth, la guardabosques de un pequeño pueblo en medio de las montañas. La aparición de Elliot, un cervatillo parlanchín -que recuerda y mucho al Asno de Shrek- revolucionará tanto su mundo, que ambos acabarán en el bosque luchando por sobrevivir a tan solo tres días de que de comienzo la temporada de caza. En esta suerte de Libro de la Selva al revés, el ingente número de guionistas aúna esfuerzos por lograr la risa a toda costa. No obstante el humor -a veces efectivo, a ratos dudoso- no logra evitar el nada original y si muy predecible argumento. Aún tratándose de una cinta para niños, cabría preguntarse si los críos no se cansarán de ver una y otra vez la misma película. La técnica avanza a pasos agigantados y sin duda el equipo de la nueva división animada de Sony da muestra un excelente dominio de la misma. Tanto el diseño de personajes -en su mayoría altamente expresivos y dotados de grandes dosis de gestualidad y movilidad- como los fondos son lo mejor del filme, aunque inevitablemente le pesen demasiado los paralelismos con la reciente Over The Hedge. También el doblaje resulta efectivo y la pelambrera del oso Boog tal vez logre que por un momento se olvide la falta de originalidad del planteamiento. (Aceprensa / Almudí)