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Control

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Control
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2009
  • Dirección: Anton Corbijn
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Reseña:

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Dirección: Anton Corbijn
Intérpretes: Sam Riley, Samantha Morton, Alexandra Maria Lara, Joe Anderson, James Anthony Pearson, Harry Treadaway, Craig Parkinson.
Argumento: Deborah Curtis (autobiografía "Touching from a Distance")
Guión: Matt Greenhalgh
Música: Joy Division, New Order
Fotografía: Martin Ruhe
Distribuye en Cine: Avalon
Duración: 122 min.
Género: Biográfico, Drama

Manejando la vida 

    Película sobre el final de Ian Curtis (Sam Riley), el enigmático cantante líder de la banda Joy Division, icono del post-punk inglés. Un recorrido por los últimos años de Curtis hasta llegar a su trágico suicidio en 1980, el conflicto entre el amor que siente por su esposa y la relación con su amante, sus ataques de epilepsia que cada vez le dejan más deteriorado, su increíble talento y sus arrolladoras actuaciones en directo.

    El film sigue su trayectoria desde la época de adolescente escolar, pasando por sus primeros pasos musicales, que compatibiliza con el trabajo en una oficina de empleo, hasta que la muerte le alcanza prematuramente en un momento difícil en lo personal, pero magnífico en lo profesional. 

    La película se basa en el libro escrito por quien fuera su esposa, Deborah, y llama la atención la mesura de la narración y el magnífico ritmo. Aunque se describen situaciones difíciles y de crisis, incluida la infidelidad de Ian con Annik Honoré, una fan, la mirada es objetiva y desapasionada, lo que no es, para nada, sinónima de fría. 

    Hay un esfuerzo serio por acercarse al personaje y tratar de entenderle, sin juzgarle frívolamente, ya fuera para excusarle o para condenarle; y para ello resulta muy acertada la opción de la fotografía en blanco y negro, 

    La película muestra el enamoramiento juvenil de Ian y Deborah, con una proposición matrimonial inusualmente temprana. Y sigue la evolución de la banda, las influencias de otros grupos, las incursiones promocionales en la televisión, el padrinazgo de un promotor que cree en Joy Division... 

    Todo acompañado, por supuesto, por las canciones en cuya letra Curtis vuelca toda su creatividad, y que presentan mucho de autobiográfico, pues contienen ideas muy personales sobre los altibajos anímicos -a Curtis se le diagnostica una epilepsia sin tratamiento definitivo, con la que debe aprender a convivir; al cantante le cuesta amoldarse al amor de la vida conyugal, con una esposa ama de casa, y una hijita, y en cambio le atrae Annik, que disfruta con los conciertos...- y son expresión de su alma de artista. 

    A diferencia de otros enfoques de bandas, que cargan la mano en lo feísta, en los aspectos más sórdidos de la profesión, aquí late una mirada romántica aunque no exenta de aristas, y se tiene la sensación de estar ante algo bastante próximo a la realidad. 

    El reparto está a la altura, desde la única conocida del reparto, Samantha Morton, en el papel de la esposa, al desconocido Sam Curtis, que atrapa bien el tormento interior del artista que, como dice en una de sus canciones, empieza a ver que está perdiendo el control. Dirige la cinta el holandés Anton Corbijn, hasta ahora conocido sólo por sus vídeos de distintos grupos musicales, como U-2 o Metallica. (Decine21 / Almudí)


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