Acción. Mucha violencia. Diálogos soeces. Jóvenes. En un breve instante, Gordy Brewer (Arnold Schwarzenegger) pierde todo lo que más quería. Una mañana que va corriendo para reunirse con su esposa y su hijo en un edificio de apartamentos del centro de la ciudad, el bombero de Los Ángeles y hombre entregado a su familia llega a tiempo de presenciar la explosión de una bomba en un vehículo cercano, que llena la zona de escombros y cristales rotos. La explosión es atribuida a El Lobo, un famoso líder rebelde de la guerra civil colombiana. El único consuelo de Gordy por la pérdida de su familia es la esperanza de que la justicia prevalecerá, pero semanas más tarde ve cómo la investigación oficial sobre el paradero del terrorista se paraliza de manera frustrante. El guión, a pesar de sus sesudas y superficiales reflexiones sobre el terrorismo y la justicia, resulta extremadamente plano, reiterativo y fantasioso y los personajes no superan el status de cartón piedra. Ciertamente los que busquen puñetazos, disparos, explosiones y violencia descarnada, la encontrarán en grandes dosis. Solo un inesperado giro de la trama logra sorprender algo en esta película carente de imaginación y sobrada de un ambiguo discurso sobre el terrorismo que parece justificar la guerra y la venganza. Insiste además en un retrato muy simplista de la realidad colombiana. Probablemente resultará entretenida para el público joven, amante de las películas de acción y poco crítico con el cine.
