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De óxido y hueso

De óxido y hueso

De rouille et d'os
Contenidos: Imágenes (varias V, varias X+), Ideas (amoralidad, erotismo F)

Dirección: Jacques Audiard. Países: Francia y Bélgica. Año: 2012. Duración: 120 min. Género: Drama, romance. Interpretación: Marion Cotillard (Stéphanie), Matthias Schoenaerts (Alain van Versch), Céline Sallette (Louise), Bouli Lanners (Martial), Armand Verduse (Sam), Corinne Masiero (Anna), Jean-Michel Correia (Richard). Guion: Jacques Audiard y Thomas Bidegain; basado en la novela “De rouille et d’os”, de Craig Davidson. Producción: Pascal Caucheteux. Música: Alexandre Desplat. Fotografía: Stéphane Fontaine. Montaje: Juliette Welfling. Diseño de producción: Michel Barthélémy. Vestuario: Virginie Montel. Distribuidora: Vértigo Films. Estreno en Francia: 17 Mayo 2012. Estreno en España: 14 Diciembre 2012

Reseña:

Las cosas que importan

   Ali se presenta en casa de su hermana en Antibes, acompañado de su hijo de 5 años al que apenas conoce, nada se nos dice de su esposa ni de su 'background', aunque le vemos inmerso en algo muy próximo a la miseria, revolviendo en los restos de comida abandonados en el tren donde viaja. Aunque a lo que aspira es a ganarse la vida como boxeador, conseguirá puestos menores de portero de una discoteca y vigilante nocturno. Gracias al primero conoce a Stéphanie, cuidadora de orcas en un oceanográfico, la ayuda en un altercado y la lleva a casa. Cuando ella sufre un terrible accidente por el que pierde las piernas, llamará inesperadamente a Ali, con el que surge una singular relación.

   Llama la atención el realismo brutal del relato. Sin duda que los efectos visuales han avanzado una barbaridad desde que vimos al teniente Dan sin piernas en Forrest Gump, en De óxido y hueso aceptamos sin dudar que Marion Cotillard se ha quedado sin piernas. Pero también hay naturalismo, innecesario, a la hora de mostrar la fogosidad sexual de los protagonistas, además de limitaciones antropológicas de concepto, para él se trataría de algo equivalente a hacer ejercicio o tomarse un filete, no importa demasiado con quién si está bien dotada y se está “operativo”, mientras que para ella es un elemento más de la vuelta a una “vida normal”, aunque con el deseo de que sirva para llenar las necesidades afectivas. (Decine21 / Almudí JD) LEER MÁS

   El director Jacques Audiard ya mostró en “El profeta” que su oficio narrativo iba de la mano de mucha dureza en las imágenes y un excesivo metraje. Esa misma fórmula se repite en esta obra que indaga en las cloacas de un personaje, Ali (Matthias Schoenaerts), que es pura instintividad, irresponsabilidad y brutalidad.

   Aunque el final es lo mejor del filme, el camino hasta llegar a él es arduo, plagado de escenas muy violentas, de festines sexuales muy salvajes, y sobre todo de la sordidez de un personaje que sólo hace lo que le apetece. Sin embargo el personaje de Stéphanie, tras un proceso depresivo por su accidente, se convierte en un reclamo de madurez y compromiso para Alí. Un reclamo que va a tardar años en comprender. Stéphanie encarna un punto de fuga real, como cuando le espeta a Alí después de haber pasado la noche con otra: “Vamos a dejar de comportarnos como animales. Vamos a aprender la delicadeza”. La película está rodada con fuerza, en ese estilo deslavazado, algo errático y posmoderno que ya nos brindó Audiard en “El profeta”. Destaca con luz propia una Marion Cotillard, que borda un dificilísimo papel. Los efectos digitales de los muñones son brillantes, y la banda sonora de Alexander Desplat, como siempre, excelente. (Cope Juan Orellana)