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Díaz: No limpiéis esta sangre

Díaz: No limpiéis esta sangre

Díaz-Don't Clean Up This Blood
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2013
  • Dirección: Daniele Vicari
Contenidos: Imágenes (muchas V+, algunas S)

Dirección: Daniele Vicari. Países: Italia, Rumanía y Francia. Año: 2012. Duración: 127 min. Género: Drama. Interpretación: Claudio Santamaria (Max), Jennifer Ulrich (Alma), Elio Germano (Luca), Davide Iacopini, Ralph Amoussou, Fabrizio Rongione. Guion: Daniele Vicari; basado en un argumento de Daniele Vicari y Laura paolucci. Producción: Jean Labadie y Domenico Procacci. Música: Teho Teardo. Fotografía: Gherardo Gossi. Montaje: Benni Atria. Diseño de producción: Marta Maffucci. Vestuario: Franceca Vecchi y Roberta Vecchi. Distribuidora: Vértigo Films. Estreno en Italia: 13 Abril 2012. Estreno en España: 10 Mayo 2013.

Reseña:

   La noche del 21 al 22 de julio de 2001, nada más finalizar la reunión del G8 en Génova, tras varios días de multitudinarias manifestaciones antisistema, más de 300 policías asaltaron la escuela Diaz, supuestamente en busca de militantes de un violento grupo anarquista. Dentro de la escuela se encontraban 90 activistas, la mayoría estudiantes europeos, y un grupo de periodistas extranjeros, todos ellos preparándose pacíficamente para pasar allí la noche. Cuando la policía irrumpió, los ocupantes levantaron las manos en señal de rendición. Pero los agentes descargaron una violencia calculada y frenética, golpeando indiscriminadamente a jóvenes y mayores, hombres y mujeres, y deteniendo a la mayoría de ellos.

   Premio del Público en la Seminci de Valladolid 2012, esta película del italiano Daniele Vicari (“Velocità massima”, “L’orizzonte degli eventi”, “Il mio paese!, “Il passato è una terra straniera”) reconstruye pormenorizadamente los terribles hechos de ese día a partir de los testimonios —judiciales y extrajudiciales— de sus protagonistas. Y concluye que todo se trató de una premeditada y ejemplarizante violación de los Derechos Humanos, perfectamente calculada por los fontaneros más turbios del Ministerio del Interior del Gobierno de Silvio Berlusconi. Esta nítida toma de posición se pondera un poco a lo largo del filme, pues Vicari no oculta los excesos de los grupos antisistema más violentos y narra la acción desde casi todos los puntos de vista: el de los manifestantes —agresivos y pacíficos—, el de los policías —también con diversas actitudes—, el de los periodistas atrapados en la tragedia...

   En cualquier caso, esa pluralidad de perspectivas también enturbia un poco la fluidez narrativa de la película, a pesar de los elogiables esfuerzos de todos los actores. Además, Vicari carga la mano en las secuencias más violentas —rodadas con un eficaz y desagradable hiperrealismo, casi documental— y alarga demasiado la acción sin profundizar demasiado en los conflictos vitales y morales de los poco perfilados personajes. Ofrece así un filme de denuncia sin duda impactante, pero irregular y quizás parcial. (Cope J. J. M.)