películas
El juego del amor

El juego del amor

Feast of Love
Dirección: Robert Benton
Intérpretes: Morgan Freeman, Greg Kinnear, Radha Mitchell, Toby Hemingway, Alexa Davalos, Billy Burke, Selma Blair, Jane Alexander, Erika Marozsán, Stana Katic, Fred Ward, Missi Pyle.
Guión: Allison Burnett
Música: Stephen Trask
Fotografía: Kramer Morgenthau
Distribuye en Cine: Filmax
Duración: 102 min. Género: Drama, Romántico

Corazones rotos 

    Visión triste del amor ofrecida por el veterano Robert Benton (1932), director en su día de la notable Kramer contra Kramer, su mejor película. El film comienza cuando un profesor de la Universidad de Oregon llamado Harry Stevenson narra en voz en off un curioso cuento griego, que es toda una declaración de intenciones. 

    Según la leyenda, tras crear a los humanos, los dioses se aburrían de ver la vida de los hombres y las mujeres, y para poner remedio crearon el amor. Nunca jamás volvieron a aburrirse, hasta el punto de que decidieron incorporar también el amor a sus propias vidas. Pero, entonces, inventaron la risa para poder soportarlo. 

    Una cafetería es el lugar habitual en el que Stevenson se encuentra con su amigo Bradley, un buen tipo, casado, optimista, pero cuya excesiva ingenuidad en asuntos amorosos va a jugarle varias malas pasadas. Y allí también está el joven empleado Oscar, quien se enamora de un flechazo de Chloe, una joven que entra por la puerta. 

    Bradley y Oscar, junto con las mujeres y hombres con los que se relacionan, forman el entramado en el que el viejo profesor se sitúa como testigo excepcional. Porque, debido a una tragedia personal –que él procura sobrellevar gracias al amor de su mujer–, el propio Stevenson ha aguzado la vista a la hora para percibir las verdades tantas veces ocultas en la vida de los otros. 

    Así, con una visión gris de la existencia, que le hace mantener una actitud demasiado pasiva frente a lo que ve, Stevenson capta las cuitas amorosas de sus amigos y conocidos, sus encuentros y desencuentros, sus deseos y sus traiciones, sus riñas y enamoramientos, sus peligros y esperanzas. 

    El tema de la película es indudablemente interesante, y el reparto es de esos que empujan a decidirse a verla. Sin embargo, el guión, basado en la novela de Charles Baxter, desprende una excesiva amargura. Pese a algún intento final por difundir esperanza –aunque apoyada en una estoica fortaleza humana–, al cabo el chato planteamiento de fondo con que Benton impregna su película es parecido a éste: el amor es una máquina de generar sufrimiento. 

    Cierto es que tampoco es un camino de rosas, pero la idea que transmite la historia es que más vale ser una ameba sin sentimientos que tener la desgracia de enamorarse. Los vaivenes emocionales de los personajes parecen decir que el amor está ahí solamente para ser traicionado o para que un enorme vacío ocupe su lugar cuando ya no esté la persona amada. 

    El caso es que aquí todo el mundo es infeliz. Sorprende, por otra parte, el tratamiento que el director hace del sexo, las más de las veces mostrado como un simple juego sin que el compromiso tenga nada que decir. Un “simple juego”, eso sí, que Benton se toma muy en serio, mostrándolo una y otra vez con gran explicitud. (decine21 / Almudí JD-AC)