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El milagro de Henry Poole

El milagro de Henry Poole

Henry Poole Is Here
  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Adecuada
  • Año: 2009
  • Dirección: Mark Pellington
Contenido ---

Reseña:

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Dirección: Mark Pellington
Intérpretes: Luke Wilson, Radha Mitchell, Adriana Barraza, George López, Cheryl Hines, Richard Benjamin.
Guión: Albert Torres
Música: John Frizzell
Fotografía: Eric Schmidt
Distribuye en Cine: Filmax
Duración: 99 min.
Género: Drama

En un lugar de la mancha 

    Henry Poole (Luke Wilson) regresa al barrio de clase media de Los Ángeles donde se crió con el objetivo de hallar algo de paz y soledad. A través de una irritante agente inmobiliaria (Cheryl Hines), compra una casa mediocre sin discutir el precio y se instala con una caja de vodka y montones de donuts. 

    Sin embargo, el retiro tranquilo y voluntario de Henry se ve interrumpido por un trío de vecinas: una cotilla con buenas intenciones llamada Esperanza (Adriana Barraza); la niña de ocho años Millie (Morgan Lily), que no ha abierto la boca desde que sus padres se divorciaron pero que no cesa de grabar las conversaciones de los vecinos para reproducirlas una y otra vez –a menudo en los momentos más inoportunos–; y su madre, Dawn (Radha Mitchell), la joven y bella divorciada que le coge un cariño inesperado a Henry. 

    Un día, en una de las paredes de la casa, aparece una mancha. Para Henry es sólo eso, una mancha de humedad, que se resiste a desaparecer. Pero su vecina de origen hispano Esperanza ve más allá, y cree reconocer en la mancha el rostro de Cristo: aquello podría ser un milagro, y querría que la Iglesia, a través de su párroco el padre Salazar, investigara el tema. 

    Algo a lo que Henry se niega en redondo, no quiere que su hogar se convierta en una especie de circo. Pero algunos sucesos en torno a la mancha, que afectan a la hijita de otra vecina, una joven viuda, le harán recapacitar. 

    Una pequeña película, audaz en su planteamiento sin complejos, que enfrenta el racionalismo desesperanzado con la mente abierta dispuesta a creer lo increíble. En efecto, la idea no es otra que la de interpelar al espectador con la sencilla -y a la vez peliaguda- cuestión de si los milagros existen, y en tal caso, si ocurren a diario. 

    Se muestra con naturalidad el recurso a la oración, aunque quizá se echa en falta una espiritualidad más sólida, y de trato personal con Dios. El acierto del primerizo guionista Albert Torres es no hacer las cosas demasiado obvias, mostrar las figuras del creyente y del escéptico con equilibrio, perfilando al ser humano que hay en uno y otro, con virtudes y debilidades. 

    La idea es buena, pero le falta un poquito de fuerza en lo relativo al personaje de la guapa vecina y la relación que establece con Henry, o en "el milagro" de la cajera. También la inserción de canciones, aunque bellas, descolocan un tanto. En cambio hay autenticidad en la metomentodo Esperanza -la Adriana Barraza nominada al Oscar por Babel- o en el sencillo sacerdote -George López-, y algunos momentos poderosos, como en el clímax ante el paño de pared, con una nutrida aglomeración de curiosos. 

    Mark Pellington (Arlington Road, Mothman, la última profecía) ha puesto ganas en el film, y aunque no sea memorable, da qué pensar, lo que no es poco en tiempos de pensamiento débil. Luke Wilson sabe llevar bien el peso de la película.

    El director demuestra sus cualidades para la intriga y aprovecha la bellísima y audaz mirada que lanza el guión a la trascendencia humana en lo más cotidiano, a la posibilidad de los milagros, al poder de la oración y a los límites de la ciencia, sobre todo a la hora de curar el corazón y el alma. 

    A la película le faltan complicaciones al principio para ser una comedia y le sobra simplicidad a los personajes devotos para ser sugerente en el aspecto religioso. En este último aspecto pretende ser positiva pero quizá resulta superficial. Es excesivamente lenta (Decine21 / La Gaceta JJM /Almudí FCR y JLLM)