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El nombre
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El nombre

Le prénom
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Dirección: Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière. Países: Francia y Bélgica. Año: 2012. Duración: 109 min. Género: Comedia. Interpretación: Patrick Bruel (Vincent), Valérie Benguigui (Élisabeth), Charles Berling (Pierre), Judith El Zein (Anna), Guillaume de Tonquedec (Claude), Françoise Fabian (Françoise). Guion: Matthieu Delaporte. Producción: Dimitri Rassam y Jérôme Seydoux. Música: Jérôme Rebotier. Montaje: Célia Lafitedupont. Diseño de producción: Marie Cheminal. Vestuario: Anne Schotte. Distribuidora: Vértigo Films. Estreno en Francia: 25 Abril 2012. Estreno en España: 14 Septiembre 2012.

Reseña:

Cena en familia
Eficaz comedia de salón inscrita en un género muy francés: reunión familiar, risas, bromas, agudezas, dentelladas, ajustes de cuentas...

   Vincent (Patrick Bruel) ha quedado con su embarazada mujer Anna (Judith El Zein) a cenar en casa de su hermana Élisabeth (Valérie Benguigui) y su cuñado Pierre (Charles Berling). Con ellos estará también el mejor amigo de la familia, Claude (Guillaume de Tonquedec). Justo antes de empezar a cenar Vincent desvela que ya han pensado el nombre para su futuro hijo. El resultado de esa noticia generará el estupor e incluso el enfado de todos los comensales. Y será el comienzo de una velada tan desastrosa como inolvidable.

   Inspirada y divertida comedia francesa que ha obtenido merecidamente un gran éxito de taquilla y crítica en su país. El nombre está basada en la obra teatral homónima escrita por Matthieu Delaporte (quien también se ha encargado de trasladarla a guión cinematográfico) y Alexandre de La Patellière. Ambos se han ocupado de llevarla a la pantalla con espléndidos resultados, amparados en un maravilloso trabajo actoral.

   El planteamiento recuerda sobremanera el de Un dios salvaje, ya que como en la película de Polanski y Reza, El nombre no rehúye su procedencia teatral –unos pocos personajes entre cuatro paredes, diálogos absorbentes– y lo que empieza siendo una jovial y serena reunión se convierte en una auténtica locura. Está muy logrado el tono realista, los diálogos rápidos, afilados, espontáneos, y el modo en que Delaporte y De La Patellière logran con enorme naturalidad que éstos vayan subiendo de tono sin resultar forzados, de modo que el espectador acaba encontrándose en medio de una tronchante trifulca de proporciones inauditas.

   Pero, bueno, esto no haría de El nombre más que una película correcta si no fuera porque ofrece algo que es imprescindible para el gran cine. El arte de no aburrir. Es seguro que el espectador no podrá reprimir la risa y aun la carcajada en muchos momentos. Por otra parte, es elogiable el tono elegante adoptado (sólo empañado por algunas fugaces imágenes), así como la total ausencia de maniqueísmo, de modo que los defectos de los personajes los hacen muy cercanos, entrañables, y engrandecen también sus pequeñas virtudes y en el fondo el enorme cariño que los une. Las interpretaciones son muy buenas (Decine21 / Almudí JD) LEER MÁS