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El primer día del resto de tu vida

El primer día del resto de tu vida

Le premier jour du reste de ta vie
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2009
  • Dirección: Rémi Bezançon
Contenido Diálogos (frecuentes D), Imágenes (frecuentes S, algunas X), Ideas (no se acierta en la presentación de los males que erosionan a la familia F)

Reseña:

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Dirección: Rémi Bezançon
Intérpretes: Jacques Gamblin, Zabou Breitman, Déborah François, Marc-André Grondin, Pio Marmaï, Roger Dumas, Cécile Cassel, Stanley Weber
Guión: Rémi Bezançon
Música: Sinclair
Fotografía: Antoine Monod
Distribuye en Cine: Avalon
Duración: 114 min.
Género: Drama

Nostalgia 

    Una mirada nostálgica ochentera y noventera a la familia. La película sigue las evoluciones de la familia Duval, el matrimonio compuesto por Robert y Marie-Jeanne, los hijos Albert, Raphaël y Fleur, y el abuelo Pierre. Ello a lo largo de doce años, pero fijando la atención en torno a cinco días especialmente decisivos para el clan.
 
    La idea es subrayar que la familia es la institución a la que todos nos agarramos, donde nacen y se desarrollan nuestros afectos, donde se producen los lazos más duraderos. Pero a la vez el joven director y guionista Rémi Bezançon parece querer subrayar también que, en los tiempos actuales, la familia, y por ende, el ser humano, está en crisis, se encuentra desorientado, y no acaba de madurar, se encuentra de modo permanente con el síndrome de Peter Pan. Ello puede constatarse además, por contraste, en el cambio generacional. 

    En lo concerniente a los hijos, Albert parece centrado, ha seguido la carrera de médico, y enseguida encontró a una mujer con quien compartir su vida. Pero el ejercicio de la medicina en una de sus facetas más frívolas -la cirugía estética, quitar arrugas, arreglar pechos...- le resulta insatisfactoria, tardó en casarse, y no parece haberlo hecho por amor. 

    Raphaël no se sitúa profesionalmente, va dando tumbos, y le ha marcado la fantasía de un flechazo instantáneo por una joven a la que, cosas del destino, nunca volvió a ver, pese a haber conseguido su teléfono. Y Fleur, la pequeña, se hace eco de esa obsesión contemporánea de que ser virgen a determinada edad no resulta demasiado razonable, lo que le pasa factura de varias formas, incluido un aborto. 

    En cuanto a Robert y Marie-Jeanne, marido y mujer, se quieren. Pero les cuesta envejecer, ella mantiene una actitud en que querría volver a ser joven, lo que le lleva a vestir como tal, o, decepcionada de lo que valora como falta de atención de Robert, a anhelar una "aventura". Y él, quizá la personalidad más hecha, baqueteada por su profesión de taxista, arrastra el complejo de que su padre nunca le valoró bastante, y cierta sospecha, un secreto descubierto, le duele, y no puede, no quiere hablar de él. 

    Por supuesto, la película aborda la relación padres-hijos, y se constata cierto estado de las cosas donde, si no falta un amor sincero, que se pone a prueba en los momentos difíciles -enfermedad, accidentes, muerte, desengaños amorosos...-, también es cierto que sobra superficialidad en las relaciones y falta en cambio confianza; cuesta decir al otro lo que verdaderamente se piensa de él, lo que se pone de manifiesto en la escena de la lectura del diario. 

    Bezançon plasma su historia con una puesta en escena ágil, que hace un buen uso de la música, mientras despliega toda una catarata de sentimientos en sus personajes, bien encarnados por un atinado reparto. Y con ello entrega un cuadro bastante sintomático de la falta de valores que actualmente erosionan a la familia, puerto al que todos deseamos tornar en épocas de tormenta, aunque ignoremos tantas veces su enorme potencial como refugio y centro de aprendizaje vital. 

    Es molesta y desacertada la presentación de los males que aquejan a la familia (Decine21 / Almudí MA-LL).

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